Pretende reunir a decenas de jefes de Estado y de gobierno, pero en una cumbre prevista unos días antes (6-7 de noviembre), para aliviar a esta ciudad pobre ante el desafío logístico que supondrá la llegada de 50,000 negociadores, activistas, expertos y otros participantes.
Pocos líderes (Colombia, Sudáfrica...) confirmaron hasta ahora su participación en este periodo actual marcado por turbulencias geopolíticas y económicas que robaron protagonismo a las preocupaciones climáticas.
El rey Carlos III de Inglaterra será representado por su hijo el príncipe Guillermo.
El presidente de Austria renunció a la cita debido al elevado costo de los hoteles, una cuestión que pone en jaque también la participación de oenegés y países pobres, hasta el punto que eclipsa el contenido de las negociaciones.
Países como Gambia, Cabo Verde e incluso Japón indicaron a la AFP que prevén reducir sus delegaciones. Pero Brasil no cedió a los llamamientos de trasladar el evento a otra ciudad como Rio de Janeiro.
"Conozco los problemas de Belém", pero "hay que mostrar al mundo qué es la Amazonía", declaró Lula en la ciudad norteña este mes.
El izquierdista constató el avance de las obras en esta ciudad de 1.4 millones de habitantes con infraestructura limitada. Y aseguró tener la intención de "dormir en un barco, en una hamaca".