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La IA es un arma de doble filo en la lucha contra el cambio climático

La inteligencia artificial (IA) ofrece múltiples soluciones para reducir el impacto ambiental; sin embargo es una herramienta que consume grandes cantidades de energía y agua.
mar 12 noviembre 2024 05:00 AM
IA y medio ambiente
La inteligencia artificial puede ayudar a las empresas de las diferentes industrias a hacer más eficiente sus operaciones.

La inteligencia artificial (IA) ha transformado los hábitos humanos, acelerando procesos y optimizando diversas actividades para empresas y personas; sin embargo, el debate en el aire es si esta nueva disrupción tecnológica es una aliada o una enemiga en la lucha contra el cambio climático.

El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) señala que sin la IA no se podrían alcanzar los objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) y tampoco se podría abordar de manera oportuna el cambio climático, debido a que IA proporciona soluciones integrales de gestión de sostenibilidad, capacidades de generación de informes y conocimientos prácticos sobre emisiones, que ayudarán a concentrar la lucha en aquellos lugares que corren más peligro.

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La IA tiene usos y aplicaciones en diferentes sectores; por ejemplo, ayuda en el monitoreo del clima, analiza nuevos patrones y gestiona los sistemas agrícolas para cumplir con los obstáculos climáticos existentes; optimiza la generación, distribución y consumo de energía; los sistemas de visión por computadora y aprendizaje automático identifican y clasifican materiales para reciclar de forma precisa y rápida; optimiza rutas y cadenas de suministro, reduciendo así el consumo de combustible y las emisiones de gases de efecto invernadero; y también facilita el monitoreo de ecosistemas y especies en peligro, entre otros múltiples usos.

Sin embargo, esta herramienta también se considera un arma de doble filo, debido a la cantidad de recursos que necesitan los centros de datos, pues los servidores de IA cada año producen entre 1.2 a 5 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos, consumen cerca de 6,000 millones de metros cúbicos de agua (la mitad del consumo que tiene Reino Unido), dependen de minerales críticos y elementos raros, que a menudo se extraen de manera insostenible y además, utilizan 1.5% del consumo eléctrico del mundo, lo que estimula la emisión de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), MIT Technology Review e Hyscaler.

“Aún hay mucho que desconocemos sobre el impacto ambiental de la IA, algunos de los datos que tenemos son preocupantes. Debemos asegurarnos de que el efecto neto de la IA en el planeta sea positivo antes de implementar la tecnología a gran escala”, afirmó Sally Radwan, directora digital del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Por ello, el WEF incentiva a las empresas y a los gobiernos a marcar la diferencia adoptando un sistema de seguimiento integral sobre los efectos que tienen sobre el medio ambiente y aplicar cada vez más soluciones que ayuden a ser más eficientes para el uso de energías limpias.

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Teresa Verthein, gerente senior de Asuntos Gubernamentales de Salesforce en México, una firma de software basado en la nube y que ofrece soluciones basados en IA, comentó que en 2023, la empresa logró registrar cero emisiones residuales netas y un 100% de energía renovable para sus operaciones.

“En lugar de seguir la tendencia hacia modelos enormes de uso general, nos enfocamos en crear modelos específicos para tareas concretas. Lo que garantiza un alto rendimiento y reduce la cantidad de energía necesaria para entrenarlos y operarlos. Hemos adoptado hardware de IA más eficiente. Los fabricantes de este tipo de tecnología están lanzando versiones cada vez más optimizadas, y hemos aprovechado estos avances para disminuir las emisiones generadas durante el entrenamiento y despliegue de nuestros modelos”, explicó Verthein.

Sobre el uso de energía de su centro de datos, la directora de Salesforce dijo que se ubican en lugares alimentados con energía limpia y que han logrado que el impacto ambiental de sus operaciones sea 52% menor a lo registrado en 2019. “Esto es crucial, ya que los centros de datos pueden ser grandes consumidores de energía”, dijo.

Aunque algunos de los principales problemas se han atendido, Salesforce reconoce que los principales retos a los que se enfrenta es asegurar que las empresas sean transparentes en cuanto a las emisiones de carbono que generan sus sistemas de IA, esto implica una necesidad de que todas las organizaciones, tanto usuarios como proveedores de modelos de IA, informen de manera clara y precisa sobre su impacto ambiental.

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Otro de los retos es que muchas empresas todavía no consideran el impacto ambiental como un factor clave en la evaluación de sus sistemas de IA. Sin embargo, al integrar este criterio en sus decisiones, podrían seleccionar y optimizar modelos que no solo ofrezcan altos niveles de rendimiento, sino que también sean eficientes desde el punto de vista energético.

Muestra de ello, en el estudio del IBM Institute for Business Value, ha revelado que el 36% de las organizaciones en México están usando actualmente la IA generativa, es decir, tecnología hardware (elementos físicos o materiales que constituyen una computadora o un sistema informático) de bajo consumo energético que reduce la huella de carbono dentro de sus operaciones. “Aunque la IA generativa puede ser un factor decisivo para alcanzar operaciones de tecnologías más sostenibles, impulsar un cambio real requiere de un enfoque estratégico y sostenible”, mencionó Manuel González del Yerro, Líder de IBM Sustainability Software para Latinoamérica.

La gerente senior de Asuntos Gubernamentales de Salesforce en México recalcó que las empresas mexicanas que adopten IA sostenible desde el principio podrán destacarse como líderes en innovación responsable. Además, dijo, que al aplicar IA de manera eficiente, utilizando hardware avanzado y energía limpia, no solo ayudará a reducir la huella de carbono, sino que también puede traducirse en ahorros operativos y una mejor reputación corporativa.

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