En la localidad de Ñiquén en la región del Ñuble, a 400 kilómetros al sur de Santiago, el ingeniero agrícola Javier Muñoz, de 25 años, conocía sólo la inundación de los campos para producir el cereal.
Pero gracias a una investigación científica realizada en sus tierras, logró reducir a la mitad el consumo de agua y mantener una producción similar.
"El cultivo de arroz siempre fue inundado; lograr hacer un cambio tan profundo es histórico", dice a la AFP.
La técnica fue desarrollada por la científica chilena Karla Cordero, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), quien motivada por la sequía que sufre Chile desde hace 15 años -asociada al cambio climático por las autoridades- desarrolló un arroz más fuerte.
Esta nueva variedad, llamada Jaspe, no es un transgénico, sino el resultado del cruce de una semilla chilena y otra de origen ruso, que resiste mejor a climas extremos.