No obstante, también se produjeron numerosas crecidas a nivel mundial. Los fenómenos hidrológicos extremos se vieron influidos por condiciones climáticas naturales -la transición de La Niña a El Niño a mediados de 2023-, así como por el cambio climático inducido por los humanos, señala la OMM.
"A raíz del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado. También se ha vuelto más irregular e impredecible, y nos enfrentamos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua", explicó la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, en una rueda de prensa celebrada en Ginebra.
En conjunto, el 50% de las cuencas hidrográficas del mundo mostraron condiciones anormales, la mayoría deficitarias, lo que redujo la disponibilidad de agua para la agricultura y la industria.
"Recibimos señales de alerta en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías", añadió Saulo.
Actualmente, 3,600 millones de personas carecen de acceso suficiente al agua, por lo menos, durante un mes al año, cifra que previsiblemente aumentará hasta superar los 5,000 millones de aquí a 2050, según datos de ONU.
"El agua se está convirtiendo en el indicador más revelador de la angustia de nuestro tiempo por el clima y, sin embargo, como sociedad mundial, no estamos tomando medidas para proteger estas reservas", advirtió Saulo.