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Así es como México y EU frenarán la contaminación del Río Tijuana

México y Estados Unidos firmaron un acuerdo de 700 millones de dólares para detener la contaminación de este río que afecta a ambos países.
vie 15 agosto 2025 06:41 AM
contaminacion rio
Entre 2018 y 2025, se estima que se han vertido alrededor de 378 millones de metros cúbicos de aguas residuales sin tratar en el río.

Lo que parecía imposible en medio de tensiones comerciales, disputas hídricas y un clima político adverso, se concretó a finales de julio, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo histórico para detener la contaminación crónica del Río Tijuana. Con una inversión conjunta de casi 700 millones de dólares, ambos países buscan eliminar décadas de vertidos de aguas residuales y basura que han afectado la salud, el turismo y el medio ambiente en la región fronteriza.

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¿En qué consiste el acuerdo?

El memorando de entendimiento (MOU) firmado el 24 de julio de 2025 entre Alicia Bárcena, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), y Lee Zeldin, administrador de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), establece acciones binacionales con metas y plazos concretos.

Entre los puntos centrales destacan el ampliar la planta de tratamiento South Bay International Wastewater Treatment Plant, en San Diego, de 25 a 35 millones de galones diarios (MGD) para agosto de 2025, con miras a alcanzar 50 MGD en 2027.

Otros de los puntos es el de conducir aguas tratadas desde las plantas Arturo Herrera y La Morita hacia la presa Rodríguez, reduciendo el flujo de contaminantes hacia la costa, rehabilitar estaciones de bombeo y colectores en puntos críticos de Tijuana, instalar un sistema de monitoreo en tiempo real de la calidad del agua y acelerar 13 proyectos prioritarios contemplados en la Minuta 328 de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), adelantando obras que inicialmente estaban previstas para 2029.

“Este acuerdo es una muestra de que la cooperación técnica y política puede prevalecer incluso en momentos de tensión. La salud pública y el medio ambiente no conocen fronteras”, señaló Bárcena.

Los compromisos en medio de tensiones

La firma se dio en un contexto particularmente delicado para la relación bilateral, debido a la política comercial de Donald Trump, que desde que comenzó su administración ha amagado con aranceles a productos mexicanos, lo que ha generado incertidumbre entre exportadores mexicanos y evidencia la presión económica como herramienta de coerción diplomática.

En el terreno de seguridad y migración, la cooperación bilateral también enfrenta desafíos. Estados Unidos ha intensificado sus acciones contra los cárteles mexicanos, considerándolos organizaciones terroristas e incluso evaluando el uso de drones o misiles para atacar sus operaciones fuera del territorio mexicano. Simultáneamente, México ha respondido extraditando a 26 presuntos narcotraficantes a solicitud de Washington, en un intento por aliviar la presión sobre su sistema judicial y evitar nuevos aranceles.

Además, persisten las disputas por el cumplimiento de entregas de agua del Río Colorado, bajo el Tratado de 1944, lo que genera aún más fricciones diplomáticas y advertencias de sanciones adicionales.

A pesar de este escenario, la crisis ambiental del Río Tijuana unió a estos países. “No es un tema de ideologías ni de partidos, sino de proteger la salud de millones de personas y la integridad de un ecosistema compartido”, dijo Zeldin.

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¿Cómo afectan las aguas residuales a ambos países?

El Río Tijuana, que nace en México y cruza hacia Estados Unidos, ha sido por décadas un foco de contaminación, transportando aguas negras, desechos industriales y basura desde Tijuana hacia las playas de California. Esta situación ha provocado el cierre reiterado de costas populares, como en Imperial Beach, afectando la economía del turismo, la biodiversidad y la salud pública, de acuerdo con la ONG Surfrider Foundation.

Entre 2018 y 2025, se estiman cerca de 378 millones de metros cúbicos de aguas residuales sin tratar, el equivalente a aproximadamente 150 veces el volumen del Estadio Azteca lleno de agua, vertidos en el océano Pacífico, según la EPA.

La contaminación genera deterioro de humedales transfronterizos y hábitats críticos para especies protegidas; la zona contiene el humedal costero más grande del sur de California, vital para aves migratorias, peces y comunidades indígenas como los kumeyaay.

Desde la firma del Tratado de aguas de 1944 hasta la entrada en vigor del USMCA, diversas iniciativas han intentado resolver estos problemas. En 2020, el USMCA destinó 300 millones de dólares para infraestructuras de saneamiento binacional; sin embargo, la eficacia ha estado limitada por demoras administrativas y falta de recursos.

Lo que sigue

La ejecución del plan será el verdadero reto. Los proyectos tienen plazos apretados y dependerán de que los fondos se liberen sin retrasos. El monitoreo público y la presión de la comunidad serán claves para que este compromiso no se convierta en una promesa incumplida.

Si se cumplen las metas, para finales de esta década el Río Tijuana podría dejar de ser un símbolo de contaminación crónica y podría marcar un antes y un después en la gobernanza compartida de recursos y ecosistemas fronterizos.

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Tijuana Agua Contaminación ambiental

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