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Las bolsas compostables ayudarán en el nuevo plan de residuos de la CDMX

Lo orgánico representa casi la mitad de los residuos generados en la capital, por lo que su correcta disposición será clave para reducir el volumen de desechos.
jue 27 noviembre 2025 05:55 AM
Plastic recycling dump in Valle de Chalco, Mexico
Alrededor de 40% de la basura de la capital del país es orgánica, residuos que se pueden aprovechar para hacer composta. (Foto: RAQUEL CUNHA/REUTERS)

La Agencia de Gestión Integral de Residuos (AGIR) de la Ciudad de México pondrá en marcha el programa Transforma tu Ciudad, Cada Basura en su Lugar, que desde el primero de enero de 2026 exigirá a hogares, escuelas y negocios separar sus residuos en tres fracciones: residuos orgánicos, residuos inorgánicos reciclables y residuos inorgánicos no reciclables.

El objetivo es reciclar o aprovechar el 50% de las aproximadamente 8,600 toneladas diarias de basura que genera la capital.

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Esta estrategia de separación facilitará que los restos orgánicos, como desechos de comida y jardinería, sean enviados a plantas de composta y procesos de carbonización hidrotermal, con la meta de generar más de 400,000 toneladas de composta al año.

Y es ahí donde entran los bioplásticos cuyo uso puede ayudar con el tratamiento orgánico de residuos, según la Asociación Mexicana de Bioplásticos (AMBIO).

Su vicepresidente, Esteban Guzmán, explica que un plástico puede considerarse bioplástico si “es biobasado, biodegradable o ambos”. Esa definición es relevante: los bioplásticos biobasados provienen de biomasa vegetal, como almidones, celulosa o aceites vegetales, y los biodegradables pueden descomponerse por acción de microorganismos, idealmente mediante compostaje.

Guzmán advierte que la clave no es solo sustituir plástico convencional por plástico “eco”, sino que es necesario integrar los materiales en la industria y en el mercado de forma ordenada, usando los mejores materiales y tecnologías disponibles a nivel mundial.

“Los bioplásticos compostables (es decir, aquellos certificados para degradarse en instalaciones de compostaje) pueden ser grandes aliados en la gestión de los residuos sólidos orgánicos urbanos, si se usan como alternativa en la recolección y destino de residuos hacia plantas de composta”.

La ventaja de esta combinación es clara: en lugar de llenar rellenos sanitarios con bolsas plásticas contaminantes mezcladas con residuos orgánicos, los desechos orgánicos comunes y materiales compostables, que representan alrededor de 40% del total, según la consejería de la CDMX, podrían convertirse en composta, cerrando un ciclo productivo sustentable. En ese compostaje, los bioplásticos se biodegradarían junto con los restos vegetales y de alimentos, reduciendo basura, emisiones de gases de efecto invernadero y generación de microplásticos.

Los bioplásticos, explica Guzmán, en particular los compostables, ofrecen un valor añadido frente al plástico convencional pues reducen la huella de carbono y facilitan los procesos de valorización de residuos, más allá del reciclaje.

Con la entrada en vigor del nuevo esquema de manejo de residuos en la Ciudad de México, ese valor añadido puede traducirse en beneficios como la adecuada separación en origen, estructura institucional para tratamiento diferenciado, inversión en flota de recolección y plantas de composta.

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Sin embargo, como advierte Guzmán, este no será un asunto de marketing sino de disciplina, el éxito dependerá de que los materiales sean definidos correctamente (biobasados, biodegradables o compostables según sus características reales), y que su destino final, compostaje industrial o doméstico, esté asegurado.

Otro de los retos para la adopción es el costo. En el mercado mexicano hay paquetes de cinco bolsas compostables extragrandes que se venden en alrededor de 75 pesos el paquete, es decir, unos 15 pesos por bolsa. También hay modelos vendidos por unidad para uso comercial que rondan los 3.32 pesos cada una en compras mayoristas, un precio hasta 40% superior a las bolsas convencionales.

Guzmán reconoce ese reto, pero explica que, aunque históricamente eran mucho más caras que las bolsas convencionales, en los últimos años “las empresas que ya trabajan con los bioplásticos hoy tienen una oferta mucho más competitiva de lo que tenían hace 5 años”.

El especialista señala que los plásticos tradicionales siguen siendo “lo más barato del mundo”, por lo que alcanzar una paridad total es complejo. Sin embargo, asegura que a medida que aumenta la adopción, hay un aumento de la oferta, por lo que la industria tiende a avanzar hacia una economía de escala que permite ofrecer materiales más accesibles sin sacrificar calidad ni cumplimiento normativo.

En una ciudad como la CDMX, donde la generación de residuos es alta y el reto del manejo integral de basura es persistente, la incorporación de bioplásticos compostables al nuevo sistema puede ayudar a reducir el envío a rellenos sanitarios, a disminuir emisiones y a devolver al suelo materia orgánica útil.

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