Y es que, la Riviera Maya es uno de los destinos más cotizados a nivel mundial por sus playas de arena blanca y sus complejos ecosistemas; manglares y arrecifes de coral. Eso lo sabemos, pero de lo que aún no tomamos consciencia, es que esas características hacen que el desafío de construir en aquella franja quintanarroense no sea simplemente cuestión de negocio, sino también de ética y responsabilidad social. Por esto, creo que los conceptos de sostenibilidad y sustentabilidad entran en juego y se vuelven esenciales.
Entendamos la diferencia. Sostenibilidad es un enfoque integral que equilibra el desarrollo económico, social y ambiental. Es decir, que en la Riviera Maya los proyectos sostenibles busquen minimizar el impacto en los frágiles ecosistemas; esto incluye el uso de materiales ecológicos, la integración de soluciones arquitectónicas que respeten la vegetación, y la incorporación de sistemas que reduzcan el consumo de energía y agua, como paneles solares o sistemas de captación de agua de lluvia.
Desde mi óptica, un desarrollo sostenible es el que asegura que la belleza natural de la región perdure para las futuras generaciones. Me refiero a proyectos que prioricen la conservación de los manglares, que protejan la flora y la fauna, y que utilicen técnicas de construcción que respeten el medio ambiente; esto es fundamental para mantener el equilibrio.
Ahora bien, no se trata solo del entorno natural. Creo que hablar de sostenibilidad implica también tomar en cuenta el bienestar de las comunidades locales; empleos justos, involucrar a los habitantes en las decisiones de desarrollo y asegurar que los proyectos beneficien a los residentes antes que a los inversionistas; en esta región que depende tanto del turismo y el desarrollo inmobiliario; ¡esta conjunción es urgente!
Y en la otra cara de la moneda tenemos la sustentabilidad, que nos lleva a un enfoque mucho más puntual. Se trata de proyectos que puedan mantenerse o proveerse a sí mismos a lo largo del tiempo, minimizando la dependencia de recursos externos y maximizando a su vez, los recursos propios.
¿A qué me refiero? En la Riviera Maya, esto se puede ejemplificar con la construcción de propiedades que generen su propia energía a través de fuentes renovables como la solar o la eólica; que cuenten con jardines verticales para purificación del aire, que integren sistemas de reciclaje eficientes e incluso posean huertos propios.
En términos sustentables, considero que la clave yace en que las propiedades de la Riviera Maya no solo aprovechen los recursos locales de manera responsable, sino que también se mantengan a largo plazo sin agotar los mismos. Esto significa que los desarrollos no deberían depender de infraestructuras pesadas que dañen los ecosistemas, sino comenzar a diseñarlos de tal forma que, una vez construidos, se auto-regeneren.
¿Por qué es esto importante para los desarrolladores, agentes inmobiliarios, inversionistas, y la comunidad? Vamos, ¡para todo México! Porque es nuestra responsabilidad la preservación y el cuidado de la Riviera Maya; porque se puede corregir el desarrollo irresponsable y porque el mercado lo exige. Afortunadamente, los compradores y los turistas están cada vez más conscientes del impacto de sus decisiones, y buscan propiedades en destinos que reflejen estos valores.