Desde 1970, la extracción de recursos naturales se ha triplicado, pasando de 27,000 millones de toneladas a 92,000 millones en 2017, y se proyecta que supere los 170,000 millones de toneladas para 2060 si no se toman medidas. Además, las proyecciones indican que, de continuar las tendencias actuales, para 2050 se requerirían los recursos de tres planetas para satisfacer esta demanda. Esta explotación excesiva ha superado varios límites planetarios, incluyendo el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el uso intensivo de agua.
Economía circular, un imperativo para enfrentar el cambio climático
Asimismo, este modelo ha acelerado la emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo al aumento de la temperatura global. Sin acciones correctivas significativas, se proyecta un incremento de hasta 2.8 °C para 2100, lo que podría acarrear consecuencias críticas. Entre estas consecuencias figuran inundaciones más intensas, sequías prolongadas, incendios forestales recurrentes y la desaparición de ecosistemas clave.
Estos datos subrayan la urgencia de adoptar modelos económicos sostenibles que promuevan el uso eficiente de los recursos y la conservación, garantizando un futuro viable para las próximas generaciones.
La economía circular como estrategia central
Ante este escenario, la transición hacia un modelo de economía circular es esencial para mitigar los impactos ambientales y reducir la presión sobre los recursos naturales. Este enfoque propone mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible, diseñar productos que minimicen el desperdicio y promuevan la reutilización, además de regenerar sistemas naturales.
Sin embargo, actualmente solo el 8.6% de los materiales en la economía global se recirculan, lo que demuestra el enorme potencial desaprovechado. La aplicación de principios de circularidad podría transformar cómo se producen y utilizan los bienes, contribuyendo de manera significativa a la reducción de las emisiones de GEI. Por ejemplo, en sectores como el de materiales industriales (cemento, acero, plástico y aluminio), la implementación de estrategias de economía circular podría ayudar a reducir hasta un 40% de las emisiones proyectadas para 2050.
Un aspecto clave de la economía circular es la eliminación de residuos y contaminación desde el origen. Esto implica diseñar productos que puedan ser reutilizados, reparados y reciclados, minimizando el uso de materias primas y las emisiones asociadas. Un ejemplo concreto es la adopción de envases recargables, que podría disminuir las emisiones en un 80-85% comparado con los envases de un solo uso.
Es relevante destacar que la extracción y el uso de materiales representan actualmente el 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esto significa que, para lograr una reducción significativa de las emisiones, es necesario centrarse en los puntos críticos de consumo y producción insostenibles en sectores de alto impacto.
El rol de las empresas para liderar esta transición
Las empresas tienen un papel clave como agentes de cambio para acelerar la transición hacia una economía circular y enfrentar la crisis climática de manera efectiva. Para lograrlo, deben integrar enfoques estratégicos que fomenten la circulación de materiales, la reducción de residuos y la regeneración de los ecosistemas. A continuación, se detallan las acciones clave que las empresas pueden tomar para liderar este cambio:
- Fomentar la circulación de productos y materiales: Implementar estrategias de reutilización y reciclaje para mantener los recursos en uso por más tiempo. Reducir la necesidad de producir nuevos insumos y, en consecuencia, las emisiones. Por ejemplo, el reciclaje de una tonelada de plástico puede disminuir las emisiones en hasta 3 toneladas de CO2e, y el reciclaje de acero requiere solo entre el 10-15% de la energía necesaria para producir acero primario.
- Optimizar las cadenas de suministro y reducir el desperdicio: En sectores como el alimentario, valorar subproductos y mejorar la eficiencia en la cadena de suministro puede reducir el desperdicio, que actualmente representa un 24% de las calorías producidas para consumo humano. Disminuir estas pérdidas contribuye a evitar emisiones adicionales y reduce la presión sobre los recursos naturales.
- Promover la regeneración de los ecosistemas: Adoptar materiales sostenibles y prácticas de producción que capturen carbono y refuercen los ecosistemas. Utilizar recursos como el bambú y tecnologías de madera avanzada para reemplazar insumos de alta huella de carbono, a la vez que se secuestra CO2, logrando un balance positivo de emisiones.
- Mejorar la eficiencia y cumplir con normativas ambientales: Integrar modelos de economía circular en las operaciones empresariales mejora la eficiencia y reduce la dependencia de recursos vírgenes. Estas prácticas también ayudan a las empresas a adaptarse a normativas ambientales más exigentes y a responder a las expectativas de consumidores y accionistas que valoran la sostenibilidad.
- Colaboración intersectorial y políticas de apoyo: La transición hacia una economía circular requiere esfuerzos coordinados con gobiernos e inversores. Las políticas públicas deben promover la adopción de estas prácticas mediante regulaciones, incentivos y programas de apoyo. Las alianzas con otras empresas y organizaciones son esenciales para compartir conocimientos, desarrollar tecnologías innovadoras y escalar soluciones que beneficien al planeta y a la sociedad en general.
En conclusión, la adopción de un modelo de economía circular por parte de las empresas es esencial para mitigar los riesgos ambientales y construir un sistema económico más resiliente. Transformar los modelos de producción y consumo ayuda a reducir las emisiones y proteger los recursos naturales, fortaleciendo la capacidad de las organizaciones para adaptarse a un entorno en constante cambio y responder a los desafíos climáticos.
Las decisiones empresariales de hoy definirán la capacidad de las futuras generaciones para enfrentar los retos ambientales y mantener un desarrollo que respete los límites del planeta. Integrar la circularidad en las estrategias empresariales representa una oportunidad para reforzar la resiliencia y posicionarse como líderes en la creación de un futuro más sostenible y responsable.
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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo, consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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