El reconocimiento de su importancia es cada vez mayor. De acuerdo con un estudio de IBM, el 88% de las empresas planea incrementar sus inversiones tecnológicas para fortalecer sus iniciativas de sostenibilidad. Desde herramientas para la gestión de datos y la optimización de recursos hasta modelos para prever riesgos climáticos, la tecnología ofrece un camino claro para acelerar el progreso hacia operaciones más eficientes y responsables.
Tecnología aplicada a la sostenibilidad
La tecnología desempeña un papel fundamental en el avance de la sostenibilidad, con aplicaciones clave que abordan diversas áreas prioritarias:
- Gestión de datos para cumplimiento normativo: Las normativas internacionales exigen datos precisos y sistemas confiables. La implementación de herramientas de monitoreo y módulos de contabilidad de carbono permite medir indicadores clave como emisiones de alcance 1, 2 y 3, asegurando tanto el cumplimiento regulatorio como una mejor toma de decisiones.
- Reducción de emisiones en operaciones: Soluciones como el Internet de las Cosas (IoT) optimizan el consumo energético en instalaciones y cadenas de suministro, mientras que los centros de datos alimentados con energía renovable ofrecen una alternativa más limpia para almacenar y procesar información.
- Modelos predictivos para riesgos climáticos: La inteligencia artificial (IA) permite simular escenarios y evaluar riesgos asociados a eventos climáticos extremos, ayudando a las empresas a fortalecer su resiliencia frente a las amenazas ambientales.
Estas aplicaciones no solo optimizan las operaciones, sino que también permiten a las empresas integrar la sostenibilidad como un elemento central de sus estrategias de negocio. Sin embargo, su adopción implica desafíos que, si no se gestionan adecuadamente, podrían limitar o incluso revertir estos avances.
Riesgos asociados al uso de tecnología
Si bien la tecnología tiene el potencial de transformar el desempeño empresarial en materia de sostenibilidad, también conlleva impactos negativos que deben ser abordados con precaución. Para aprovechar sus beneficios y evitar consecuencias indeseadas, es fundamental implementar estas herramientas de manera estratégica.
A continuación, se detallan los principales desafíos:
- Crecimiento de emisiones tecnológicas: El auge de la IA generativa, que requiere altos niveles de energía para entrenar y operar modelos, está impulsando un aumento significativo en las emisiones relacionadas con la tecnología. Según Bain & Company, las emisiones de TI podrían triplicarse en ciertos sectores para 2030 si no se toman medidas correctivas.
- Dependencia de recursos limitados: La oferta de energía renovable es insuficiente para satisfacer la creciente demanda tecnológica. Esto podría comprometer tanto los objetivos net-zero de las empresas como la sostenibilidad de sus operaciones en el mediano plazo.
- Generación de residuos electrónicos: La rápida evolución tecnológica lleva a la obsolescencia de dispositivos, incrementando los residuos electrónicos y los retos para su correcta gestión.
- Falta de integración estratégica: Muchas organizaciones aún carecen de una visión integral para gestionar los datos y procesos necesarios para alinear su tecnología con objetivos sostenibles. Esto limita su capacidad de aprovechar plenamente los beneficios tecnológicos.
Estrategia y acción
Para que la tecnología impulse de manera efectiva los objetivos de sostenibilidad empresarial, es fundamental adoptar un enfoque estratégico que considere su impacto a largo plazo. Esto comienza con la implementación de herramientas diseñadas para optimizar el uso de recursos, como modelos de inteligencia artificial ajustados a tareas específicas, que permiten reducir significativamente el consumo energético y aumentar la eficiencia operativa.
La colaboración con proveedores que prioricen la descarbonización es otro pilar clave. Asociarse con empresas tecnológicas que utilicen energía renovable o implementen prácticas sostenibles puede ayudar a reducir las emisiones indirectas asociadas a las operaciones. Este enfoque no solo fortalece las cadenas de suministro, sino que también asegura un alineamiento con estándares ambientales cada vez más exigentes.