Durante décadas, la propiedad de activos fue sinónimo de estabilidad y crecimiento para las empresas. Poseer oficinas, flotas de vehículos o equipos industriales es visto como una señal de solidez financiera y de permanencia en el mercado. Sin embargo, en un entorno empresarial caracterizado por la volatilidad económica, la continua innovación y transformación tecnológica y el énfasis en la sostenibilidad, la propiedad está perdiendo relevancia como estrategia financiera.
Empresas sin activos, ¿la estrategia del mañana?
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Hoy, cada vez más empresas—desde startups hasta grandes corporativos—están optando por modelos basados en el acceso y uso de activos, en lugar de su adquisición. Este cambio de mentalidad responde a la necesidad de mayor flexibilidad, optimización de recursos y adaptabilidad a nuevas condiciones del mercado.
Las empresas operan en un mundo donde la agilidad es clave para la supervivencia. Modelos de negocio que antes eran predecibles ahora enfrentan disrupciones y retos constantes, desde cambios regulatorios hasta avances tecnológicos que pueden volver obsoletos ciertos activos en cuestión de años o meses.
La propiedad, en este contexto, se convierte en una limitante. Comprar infraestructura o equipo implica comprometer capital en activos que pueden perder su valor rápidamente o dejar de ser adecuados para las necesidades de la empresa. En contraste, tener acceso a estos activos mediante modelos flexibles—como arrendamientos, suscripciones o esquemas de pago por uso—permite a las compañías adaptarse a nuevas condiciones sin quedar atadas a, por ejemplo, créditos e inversiones de largo plazo.
Ejemplos de esta tendencia abundan en diferentes sectores. Aquí cito algunos:
- Tecnología y software: Empresas que antes invertían en servidores propios han migrado a la nube bajo esquemas de pago por uso.
- Movilidad: En lugar de adquirir flotillas de vehículos, muchas compañías prefieren modelos de leasing o renta a demanda.
- Manufactura: La adquisición de maquinaria está siendo reemplazada por esquemas de “Equipment-as-a-Service” (EaaS), donde las empresas pagan solo por el tiempo de uso de la maquinaria.
Más allá de la flexibilidad operativa, evitar la propiedad también es una estrategia para optimizar recursos financieros. En un entorno donde las tasas de interés han aumentado y el acceso al crédito se ha endurecido, comprometer capital en activos de larga duración puede representar un riesgo significativo.
Los CFOs enfrentan el reto de maximizar la rentabilidad sin comprometer la liquidez de la empresa. Al optar por modelos de acceso en lugar de compra, las compañías pueden mantener su capital de trabajo disponible para inversiones estratégicas, innovación y expansión, en lugar de dejarlo en activos que podrían devaluarse con el tiempo.
Estos modelos permiten predecir mejor los costos y minimizar gastos imprevistos en mantenimiento y depreciación, lo que otorga mayor estabilidad financiera en el mediano y largo plazo. Además, el arrendamiento de activos productivos ofrece interesantes ventajas fiscales que pueden implicar una deducibilidad de hasta el 100%.
Este cambio en los modelos de negocio no solo responde a razones financieras, sino también a una creciente conciencia sobre la sostenibilidad. La propiedad de activos suele estar ligada a una mayor generación de residuos, obsolescencia y huella de carbono, mientras que los modelos basados en uso pueden reducir el impacto ambiental.
Por ejemplo, el concepto de Product-as-a-Service (PaaS) está ganando relevancia en industrias como la manufactura y la tecnología, donde los proveedores retienen la propiedad de los activos y garantizan su mantenimiento, reutilización y reciclaje. Esto optimiza costos, fomenta la economía circular y reduce el desperdicio de recursos, contribuyendo así al cumplimiento de criterios de ESG por parte de las organizaciones.
El paradigma empresarial está evolucionando. En un mundo donde la agilidad, la optimización financiera y la sostenibilidad son esenciales para la competitividad, la propiedad ya no es la mejor opción para todas las empresas.
Las compañías que adopten modelos basados en el acceso y uso de activos, en lugar de su adquisición, tendrán mayor capacidad de adaptación, mejores perspectivas financieras y una menor huella ambiental.
En este sentido, hay dos tipos de empresas: las que consideran que el poseer, aún con altos costos, es sinónimo de fortaleza y las que saben hacer un uso eficiente de los recursos a su alcance para crecer y transformarse ágilmente.
¿Qué tipo de organización es la tuya?
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Nota del editor: Javier Muñiz es Director General de Active Leasing. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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