En el corazón de cada innovación tecnológica hay una línea de código. Y detrás de cada línea de código, existe una persona; con sus ideas, su historia, su forma de entender el mundo. Sin embargo, en el sector de las tecnologías de la información, esa mirada ha sido —en gran medida— homogénea.
¿Y si el algoritmo saliera del clóset?

En pleno auge de la inteligencia artificial, la falta de diversidad en los equipos de desarrollo no solo es una omisión ética: es un riesgo estratégico. Los algoritmos no piensan por sí solos; aprenden de datos generados por personas, datos que muchas veces arrastran prejuicios. Y si quienes diseñan la tecnología arrastran estos sesgos y limitaciones, los productos digitales replican esas exclusiones.
Una IA verdaderamente inteligente no puede reducir la experiencia humana a lo que siempre se ha hecho. Tiene que entender, anticipar y adaptarse a una realidad diversa y cambiante. Y para lograrlo, necesita ser construida por equipos igualmente diversos.
Aquí es donde la representación importa. Las personas de la comunidad LGBT+ no solo aportan visibilidad: aportan una sensibilidad crítica que permite detectar exclusiones invisibles para la mayoría. Desde formularios que solo contemplan dos géneros, hasta filtros que penalizan nombres "no convencionales" o recomendaciones que excluyen preferencias y realidades distintas.
El talento diverso enriquece la conversación interna de los equipos y mejora la interacción con usuarios finales. En plataformas digitales de uso masivo, tener voces LGBT+ en el diseño permite prever preguntas, comportamientos y necesidades que de otro modo serían ignoradas. El resultado son soluciones más humanas, accesibles y cercanas a una base plural de usuarios.
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Pero esto va más allá de corregir errores. Se trata de ampliar la mirada. Las personas que han tenido que cuestionar la norma desde su identidad también son capaces de cuestionar supuestos tecnológicos que otros dan por sentados. Y eso, en un contexto dominado por automatismos, es una ventaja competitiva invaluable.
No es casualidad que el 77% de los líderes empresariales encuestados por KPMG a nivel global consideren que los sesgos en la IA representan un riesgo significativo para sus organizaciones. El desafío no es solo técnico: es profundamente humano.
Además, incorporar diversidad desde el inicio facilita el cumplimiento de normativas internacionales en ética tecnológica, como las impulsadas por la Unión Europea o las recomendaciones de la UNESCO. No se trata solo de hacer lo correcto, sino de anticiparse a estándares globales que ya están marcando el rumbo de la innovación responsable. Ser inclusivos no es una tendencia, es una exigencia de sostenibilidad en el desarrollo tecnológico.
Una IA que entienda el presente no puede limitarse a replicar el pasado. No puede asumir que solo existen dos formas de amar, de vivir o de nombrarse. No puede seguir borrando identidades porque los datos históricos no las reconocieron. Por eso, la inclusión debe suceder desde el origen del código, no como una corrección posterior.
Codificar con diversidad sexual y de género no es un gesto simbólico. Es una estrategia para diseñar tecnología más precisa, empática y justa. Es también una manera de construir entornos laborales más horizontales, creativos y colaborativos. Las empresas que lo entienden no solo mejoran sus productos: transforman sus culturas.
Hoy, el sector tecnológico tiene una oportunidad clara: reescribir el código. Un código que no solo funcione, sino que represente. Que no solo automatice, sino que comprenda. Porque el futuro no se programa en blanco y negro. Se construye en toda la gama de colores.
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Nota del editor: Jorelle Robles es experto en mercadotecnia e imagen corporativa. En sus inicios profesionales se desempeñó como periodista y productor en televisión, para posteriormente unirse a Coca-Cola FEMSA donde dirigió la marca empleadora y la estrategia DEI de la compañía. Ha colaborado con empresas multinacionales en países de Asía Pacífico y América Latina como Sitel Group, y actualmente es Associate Director, GBS Strategy Enablement en KTSA (KPMG Technology Services Americas). Es uno de los líderes 41+1 LGBT 2024 de Expansión.
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