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Nearshoring sustentable, la ventaja que México no puede desaprovechar

Apostar por modelos de negocio responsables con el medio ambiente no representa una carga: es una decisión estratégica que se traduce en beneficios económicos tangibles.
mar 09 septiembre 2025 06:03 AM
Cinco pilares para construir cadenas de suministro más resilientes
Menos transporte de larga distancia, menores emisiones y cadenas de suministro más eficientes son beneficios inmediatos que fortalecen la competitividad y los indicadores ESG de cualquier empresa, considera Andrés Cuevas.

Durante años, en el mundo empresarial ha persistido la idea de que la sustentabilidad equivale a un costo adicional, a ineficiencia o, en el mejor de los casos, a un lujo al alcance de pocas compañías. La realidad es muy distinta. Hoy, apostar por modelos de negocio responsables con el medio ambiente no representa una carga: es una decisión estratégica que se traduce en beneficios económicos tangibles, ahorros a largo plazo y un mayor atractivo para inversionistas y consumidores.

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La industria de la manufactura electrónica, clave en México y en el mundo, nos ofrece un ejemplo contundente. Estimaciones globales señalan que la generación de desechos electrónicos superará los 74 millones de toneladas métricas en 2030, un incremento del 35 % en apenas una década. Este dato debería ser una red flag: la producción y el consumo no pueden seguir creciendo sin que, en paralelo, se impulsen soluciones que reduzcan el impacto ambiental.

Es aquí donde el nearshoring sustentable se convierte en una gran oportunidad. La relocalización cercana que vive un auge en nuestro país gracias a factores geopolíticos, a la demanda de cadenas de suministro más resilientes y a la entrada en vigor de políticas como la Ley CHIPS en Estados Unidos no solo permite a los fabricantes tener un mayor control operativo, también integra la sostenibilidad ambiental como parte de la estrategia de negocio. Menos transporte de larga distancia, menores emisiones y cadenas de suministro más eficientes son beneficios inmediatos que fortalecen la competitividad y los indicadores ESG de cualquier empresa.

Nadie duda que esta herramienta representa una de las oportunidades económicas más grandes para México en décadas. La llegada de nuevas inversiones, plantas de producción y empleos puede detonar crecimiento regional y aumentar la competitividad del país en el escenario global. Sin embargo, también es cierto que esta oleada no viene libre de retos. Cuando una empresa decide instalarse en una nueva región, la demanda de energía, agua y materias primas se dispara. Si la infraestructura local no está preparada, lo que debería ser un impulso económico puede transformarse en presiones ambientales severas: más emisiones, sobreexplotación de recursos y, en muchos casos, una deficiente gestión de residuos.

El mayor desafío radica en la velocidad. Las inversiones pueden llegar más rápido de lo que los gobiernos locales son capaces de regular, supervisar o proveer de soluciones sostenibles. Y aquí surge una lección fundamental: la sustentabilidad no puede convertirse en un plan de corrección; tiene que pensarse desde el inicio. Integrar programas de eficiencia energética, esquemas de reciclaje obligatorios y alianzas público privadas no es un lujo, es la única forma de garantizar que cada nueva planta llegue con un plan de sustentabilidad bajo el brazo.

Existe un mito muy extendido: que las medidas de sustentabilidad resultan caras y reducen la rentabilidad. La realidad demuestra lo contrario. Bien diseñadas e implementadas bajo principios de economía circular, estas acciones generan ahorros y aumentan la competitividad. Un programa de eficiencia energética reduce consumos y, en consecuencia, costos. Un sistema de reciclaje evita gastos crecientes en disposición de residuos y abre la puerta a nuevas fuentes de ingresos mediante la reutilización de materiales. Las alianzas público privadas en temas ambientales permiten repartir responsabilidades y costos entre el sector privado y los gobiernos, logrando soluciones más sólidas y escalables.

En otras palabras: no se trata de gastar más, se trata de gastar mejor. Las empresas que entienden este principio descubren que cada peso invertido en sustentabilidad se multiplica en ahorros, reputación de marca y capacidad de adaptación.

El riesgo de no anticiparse es alto. Si el nearshoring en México se desarrolla sin un marco claro de sustentabilidad, podríamos terminar con regiones saturadas, contaminadas y con costos sociales difíciles de revertir. Lo que hoy es una oportunidad histórica puede transformarse en un problema estructural para el futuro.

Por eso necesitamos fijar metas claras, verificables y transparentes en materia de eficiencia energética, tasas de reciclaje y reducción de emisiones.

El porvenir lo escribirán las compañías que integren la sustentabilidad como parte inseparable de su identidad. Serán las que tengan empleados más comprometidos, clientes más fieles e inversionistas más interesados. La sustentabilidad no es un lujo adicional ni un costo extra: es una ventaja competitiva. En un entorno donde los consumidores son más conscientes, los inversionistas más exigentes y los reguladores más estrictos, la única estrategia posible es crecer de forma responsable.

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El nearshoring sustentable es, entonces, una oportunidad doble: aprovechar el momento histórico de atracción de inversiones y, al mismo tiempo, transformar a México en un referente de producción limpia, eficiente y rentable. El camino no es sencillo, pero sí es claro. Las empresas que unan rentabilidad con responsabilidad ambiental serán las que realmente marquen el rumbo de este fenómeno.

Porque al final, no se trata solo de fabricar más, se trata de fabricar mejor. La verdadera competitividad del futuro no estará en quién produzca más rápido o más barato, sino en quién sea capaz de producir con responsabilidad, visión de largo plazo y compromiso con el planeta. Esa será la huella que dejarán las empresas que entiendan que sustentabilidad y éxito son la amalgama perfecta.

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Nota del editor: Andrés Cuevas es Co-Fundador y Director General de RAJ PACK. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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