Ser disruptivos ya no es cuestión de excepción, debe ser la norma. Las empresas que lideran la transformación digital se encuentran en la búsqueda de la ruta más ágil y estratégica para hacerlo antes que los demás.
Inteligencia Artificial, nuevo estándar de productividad
La revolución de la IA reside en ir más allá de la novedad para convertirse en infraestructura crítica. En 2024, recibió 124,300 millones de dólares en inversión, con un crecimiento del 35% en vacantes laborales en dos años. Si agregamos la IA Agéntica, ésta atrajo inversiones por 1,100 millones de dólares, mientras sus ofertas de empleos aumentaron 985%.
Más allá de los algoritmos, la IA está redefiniendo la forma en que se toman decisiones, se optimizan procesos y se personalizan experiencias. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la considera una tecnología de propósito general, capaz de revitalizar el crecimiento de la productividad en industrias tan diversas como la manufactura, los servicios financieros y la salud. Su capacidad de autoaprendizaje y autonomía la convierte en un catalizador de eficiencia, escalabilidad y diferenciación.
Para las empresas, esto implica una transformación profunda en sus modelos operativos. La IA no solo mejora lo existente: habilita nuevas formas de crear valor. Las organizaciones que invierten estratégicamente en esta tecnología están posicionándose para liderar en un entorno donde la velocidad de adaptación será tan importante como la innovación misma.
Energía y sustentabilidad, nuevo eje de resiliencia
Las tecnologías energéticas y de sustentabilidad abarcan desde la electrificación y los electrones limpios hasta las moléculas verdes. En 2024, recibieron 223,200 millones de dólares en inversión, con un crecimiento en el interés por su desarrollo.
La demanda de consumidores, ante el cada vez más notorio cambio climático, acelera la adopción de tecnologías limpias. Las empresas que suman sustentabilidad a su cadena de valor suman también oportunidades, como nuevas fuentes de financiamiento y mejoría reputacional.
El ecosistema energético se diversifica, yendo desde la generación distribuida hasta el almacenamiento inteligente. La innovación en este campo transforma la infraestructura y redefine los modelos de colaboración entre empresas y comunidades.
Movilidad, eficiencia en movimiento
El futuro de la movilidad incluye vehículos autónomos, eléctricos, drones, soluciones de transporte aéreo urbano y micromovilidad. La inversión en este rubro se ubicó en 131,600 millones de dólares en 2024, con un crecimiento en vacantes laborales, de más 6%, lo que sugiere una consolidación de capacidades y una expansión en la implementación.
Estas tecnologías buscan mejorar la eficiencia, seguridad y sustentabilidad de los sistemas de transporte. En ciudades de México y América Latina, donde los desafíos de infraestructura y congestión son significativos, la movilidad inteligente representa una oportunidad para rediseñar el espacio urbano y mejorar la calidad de vida.
La electrificación del transporte, por ejemplo, no solo reduce emisiones, también abre la puerta a nuevos modelos de negocio basados en datos, mantenimiento predictivo y servicios personalizados.