La evolución de Orbia no se limitó a un cambio de nombre o de portafolio. Se redefinió sobre un propósito corporativo claro: “impulsar la vida alrededor del mundo”, con valores como la valentía, la transparencia y la innovación. Este propósito, dice Rabasa, “es nuestra estrella del norte. Ayuda a que todos los días las 23,000 personas del equipo digan cuál va a ser su granito de arena en este propósito”.
En 2012, la empresa fue incluida en el índice S&P/BMV Total Mexico ESG Index, que agrupa a las compañías con mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). En los últimos 10 años, este índice registra un rendimiento anualizado de 4%, un punto porcentual por encima del S&P/BMV IPC, el índice que engloba las empresas más grandes de México, lo que refleja que la sostenibilidad y la rentabilidad ya no son conceptos opuestos.
Para Rabasa, esta visión es parte del ADN actual de Orbia. “Buscamos ser totalmente transparentes en nuestro avance hacia este propósito. Tenemos métricas puntuales en ámbitos ambientales, de personas y financieros. Hay años en los que tenemos reveses y otros en los que subimos, pero lo que nos importa es ser transparentes en cómo vamos avanzando”.
Ese compromiso está plasmado en su marca, un conjunto de círculos imperfectos que son el resultado de un gráfico radial basado en seis indicadores claves en términos ambientales, sociales y de gobernanza.
“Si los círculos fueran perfectos, habríamos alcanzado la perfección en todo. Esa es la aspiración: avanzar hacia ser mejores en los distintos ámbitos que medimos”, dice Rabasa.
A nivel global, Orbia participa en industrias que son clave para los retos del siglo XXI: infraestructura, agricultura, materiales, telecomunicaciones y energía. Según el Banco Mundial, estas áreas concentran más del 70% de las inversiones globales necesarias para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia 2030. Por ello, la transformación de empresas con alcance multinacional, como Orbia, representa un eslabón esencial en la transición hacia economías más resilientes.
Rabasa dice que la sostenibilidad no es un área separada del negocio, sino el vehículo que convierte el propósito en acción. “No es algo aparte, está en el centro del negocio y a lo largo de toda la cadena de valor. Buscamos que esté embebida en las operaciones, en las soluciones y en las inversiones”.
Esa integración se sostiene en una estructura de gobernanza robusta, que es fundamental para que el propósito y los valores de la empresa no se queden en la pared, en palabras bonitas, comenta la ejecutiva.