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Los costos y la agricultura frenan la producción de bioetanol en México

Los altos costos de los insumos, la infraestructura y el uso de tierras para agricultura alimentaria han hecho que el bioetanol sea menos competitivo que los combustibles fósiles.
vie 28 febrero 2025 05:00 AM
bioetanol y energía
En México se anticipa que cerca del 70% de esta producción provenga del maíz, el 29% de la caña de azúcar y el resto de otras biomasas.

La producción de energía es la base de la actividad humana y también es la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que ocasionan el cambio climático por la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, que contribuyen con más de 75% de las emisiones totales globales y cerca del 90% del dióxido de carbono que se desprenden al medio ambiente. según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Ante esa situación, el desarrollo de otras alternativas sustentables de energía toman relevancia para cumplir con las metas ambientales propuestas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que se proponen los gobiernos y las empresas con miras al 2030 y 2050. Para lograrlo, se necesita dejar de depender de los combustibles fósiles e invertir en fuentes alternativas que sean limpias, accesibles, asequibles, sostenibles y fiables.

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Las energías renovables se reconocen por características de ser ilimitadas, autóctonas y respetuosas con el medio ambiente, ya que no generan residuos. Dentro de esa clasificación se encuentra el bioetanol, un combustible sustentable que es considerado el sustituto más cercano al combustible fósil.

El bioetanol es derivado de residuos o cultivos sostenibles y actualmente los expertos lo consideran como una alternativa prometedora en el panorama energético actual que busca reducir las emisiones de carbono (CO2) que dañan la atmósfera.

“El bioetanol es relevante para esta nueva matriz energética a nivel internacional, puesto que compite con los combustibles tradicionales. En el contexto nacional, la cosa cambia bastante, porque al final se ha visto muy mermado el potencial que tiene México para el desarrollo de la bioenergía, en específico con el tema del bioetanol, esto por los tabúes que existen alrededor de este recurso”, dice Guillermo Gómez, vicepresidente del Consejo Nacional de Biogás (CNB).

Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la producción de bioetanol en el mundo es de cerca de los 8,000 millones de litros y prevé que crezca 60% al 2028, principalmente suministrado de Brasil, Indonesia, India y Malasia. Además, la agencia estima que el uso de etanol crezca en 13,000 millones de litros hasta 2028.

En México, para 2017, la producción estimada fue de 122 millones de litros, con proyecciones de alcanzar 128.4 millones de litros en 2025; se anticipa que cerca del 70% de esta producción provenga del maíz, el 29% de la caña de azúcar y el resto de otras biomasas, según datos del Consejo Nacional de Biogás.

Principales retos de su producción

El proceso de producción implica la fermentación de los azúcares presentes de materias primas como el maíz, la caña de azúcar, plantas ricas en celulosa y otros cereales. Después de obtener todos esos insumos, se le da un destilación y deshidratación para obtener el bioetanol. Aunque este proceso tiene beneficios para el ambiente, hay otros aspectos que preocupan en temas de alimentación.

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"La preocupación sobre el impacto en la seguridad alimentaria es válida, ya que la competencia entre la producción de biocombustibles y alimentos puede generar un aumento en los precios de productos agrícolas. Para mitigar esto, es fundamental que la producción de bioetanol utilice residuos agrícolas y cultivos no alimentarios, como algas o hierbas, lo que minimizaría el impacto en la disponibilidad de alimentos", señala Gómez.

El vicepresidente del Consejo Nacional de Biogás comenta que las empresas que desarrollan bioetanol también se enfrentan a un problema de costos, ya que su producción puede ser más cara en comparación con los combustibles fósiles, especialmente si se utilizan materias primas de alto precio como el maíz.

Otro de los desafíos que enfrenta la adopción del bioetanol es la infraestructura energética, que actualmente está centrada en los combustibles fósiles, lo que limita la transición hacia el bioetanol. Gómez indica que específicamente en México, la falta de estaciones de servicio, la adaptación de motores y la dependencia de redes de distribución de combustibles convencionales hacen más difícil su adopción masiva.

Las perspectivas en México y el mundo

Goméz explica que para garantizar la sostenibilidad del bioetanol se debe fomentar el uso de materias primas no alimentarias, como residuos orgánicos o cultivos energéticos que no compitan con los cultivos alimentarios. Además, las prácticas agrícolas sostenibles y la implementación de tecnologías de segunda y tercera generación pueden ayudar a reducir los impactos negativos sobre la biodiversidad y los ecosistemas.

En el contexto local, el representante del CNB resalta que el uso de bioetanol ha aumentado en los últimos años debido a políticas públicas que promueven energías renovables, aunque aún enfrenta desafíos relacionados justamente con la producción y distribución.

“Creo que ha sido un tema más de que no hemos actualizado el contexto las oportunidades que se tienen para detonar el tema del bioetanol e incluirlo de manera inmediata a nuestra matriz energética, sobretodo como complemento para el tema de los combustibles fósiles, que en el corto plazo no se ve una sustitución completa. Por ello, la transición energética justa tiene que promover este debate y que permita determinar cuáles serían esos pasos a seguir”, agrega.

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