Según el informe, un tercio de la población de Kiribati y Tuvalu corre el riesgo de caer en la pobreza extrema a causa de las perturbaciones climáticas, como las inundaciones costeras, mientras que la atención sanitaria está bajo presión por el aumento de las enfermedades relacionadas con el calor.
Una subida del nivel del mar de 0.5 metros, que sumergiría partes significativas de estos países, podría producirse ya en 2050 en el peor de los casos, o más probablemente en 2070, por lo que es imperativo que los Estados pongan en marcha planes de adaptación.
El dinero es uno de los temas centrales de las conversaciones sobre el clima de la COP29 que se están celebrando en Azerbaiyán y es probable que el éxito de la cumbre se juzgue en función de si los países pueden acordar un nuevo objetivo sobre la cantidad que los Estados más ricos, los bancos para el desarrollo y el sector privado deben proporcionar cada año a los países en desarrollo para financiar la acción climática.
Según el informe del Banco Mundial, los atolones del Pacífico se enfrentan a un importante déficit de financiación para el clima.