Los gobiernos del mundo representados en la cumbre de Bakú, capital de Azerbaiyán, tienen la tarea de acordar un amplio plan de financiamiento para hacer frente al cambio climático, pero la conferencia de dos semanas ha estado marcada por la división entre los gobiernos ricos que se resisten a un resultado costoso y las naciones en desarrollo que presionan para conseguir más.
La cifra es más de dos veces superior al compromiso actual de 100,000 millones de dólares para el periodo 2020-2025 pero no está a la altura de las demandas formuladas por los países en desarrollo durante las negociaciones.
La propuesta se presentó al cabo de consultas que se alargaron "hasta altas horas de la madrugada" del viernes, según la presidencia azerbaiyana, que la víspera había divulgado otro borrador de acuerdo que se topó con el rechazo general de delegaciones y oenegés.
El proyecto de acuerdo también incluye un objetivo ambicioso de obtener un total de 1.3 billones de dólares al año para 2035, destinados a los países en desarrollo, en el que se contaría la contribución de los países ricos y de otras fuentes de financiación, como fondos privados o nuevas tasas.
Esto coincide con la recomendación de los economistas de que los países en desarrollo tengan acceso al menos a un billón de dólares anuales para finales de la década.
Sin embargo, los negociadores han advertido de que podría resultar difícil colmar la brecha entre los compromisos de los gobiernos y los privados.
La víspera, el grupo de países G77+China había exigido "al menos" 500,000 millones de dólares anuales para 2030.