“Obviamente, las especies no respetan límites políticos ni fronteras. Hay muchos convenios de conservación que unen a ambos países, por lo que la falta de continuidad o recursos en Estados Unidos impacta directamente en los esfuerzos de conservación en territorio mexicano”, señala la investigadora de la UNAM.
Las consecuencias más severas recaen sobre las poblaciones vulnerables. En México, los efectos del cambio climático ya se manifiestan en olas de calor, sequías prolongadas, pérdida de cultivos y deterioro ambiental. Sin cooperación internacional ni una base científica sólida, enfrentar estos desafíos se vuelve más difícil y la desigualdad se profundiza.
Para las especialistas, invertir en ciencia, innovación, tecnología y políticas públicas urbanas y rurales es indispensable para mitigar los impactos de esta crisis. Aunque aún no se sabe con certeza qué proyectos serán cancelados, el retiro de fondos podría dejar desprotegidas a muchas comunidades que ya enfrentan fenómenos importantes.
¿Qué debe hacer México?
México no puede detener su agenda climática. Por el contrario, debe fortalecer su propia capacidad de investigación científica y conservación ambiental para no depender exclusivamente de fondos internacionales. Es clave asumir un papel más activo y garantizar recursos estables para estas iniciativas, reconociendo su importancia estratégica y ambiental.
Además de reforzar el financiamiento interno, el país debería asumir un liderazgo regional en temas de cambio climático y biodiversidad.
“México tiene que seguir concentrado en alcanzar las metas climáticas sin depender de recursos del exterior. Para lograrlo, puede apoyarse en la cooperación internacional de países que hacen mucho por combatir el cambio climático, como los de la Unión Europea, toda América Latina, y Brasil, que ha demostrado su liderazgo en el tema; mirar hacia otros lados para seguir avanzando”, recomienda Margarita Campuzano, del CEMDA.
Además, es urgente que México impulse políticas públicas que reconozcan el valor de la ciencia y el conocimiento como base para la toma de decisiones. Hay confianza en que el nuevo gobierno mantendrá el rumbo.
“La presidenta es una persona cuya línea de investigación está muy apegada a lo ambiental, lo que ofrece una oportunidad para que México reafirme su liderazgo climático y avance con decisión, incluso ante el retroceso de potencias como Estados Unidos”, comenta la investigadora de la UNAM.