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Los recortes de Trump ponen en riesgo las metas climáticas de México

La propuesta presupuestaria de Trump para 2026 incluye recortes a programas de energías limpias y monitoreo ambiental, lo que afecta la cooperación científica y las políticas públicas en México.
mar 20 mayo 2025 05:55 AM
Mexico DF cityscape
En México, los efectos del cambio climático ya se manifiestan en olas de calor, sequías prolongadas, pérdida de cultivos y deterioro ambiental

Mientras el mundo redobla esfuerzos para contener el calentamiento global, Estados Unidos ha optado por avanzar en sentido contrario. La propuesta presupuestaria del presidente Donald Trump para 2026 plantea recortes a programas de energías renovables, monitoreo climático e impacto ambiental. Esta decisión no solo compromete el futuro sustentable de su propio país, sino que también amenaza los avances científicos y las políticas públicas en naciones como México.

Uno de los recortes más severos es la cancelación de más de 15,000 millones de dólares destinados a programas de energías limpias, que incluyen investigación, subsidios e incentivos fiscales. Al respecto, Nuria Palou, especialista en relaciones México-Estados Unidos, señala que “México depende en buena medida de la inversión extranjera para desarrollar infraestructura de energías limpias y gran parte de esa inversión proviene de empresas estadounidenses con incentivos federales”.

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Por ello, la reducción de estos fondos afecta a organizaciones, empresas y gobiernos locales que colaboran con agencias estadounidenses y debilita las posibilidades de avanzar en la transición energética.

Para las organizaciones ambientales mexicanas, la propuesta representa una amenaza directa al Acuerdo de París y a los compromisos internacionales de descarbonización. “Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, después de China, con alrededor del 14% del total global. Entonces, que se retire y proponga un recorte importante afecta, en primer lugar, el derecho internacional en materia de negociaciones climáticas”, explica Margarita Campuzano, directora de Comunicación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).

Aunque es fundamental que todos los países contribuyan a frenar el cambio climático, las emisiones de Estados Unidos no se comparan con las de México, dice Campuzano. Por eso, que uno de los mayores emisores tome estas decisiones “obstaculiza los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C, amenaza el financiamiento climático para países en desarrollo, retrasa la transición hacia un mundo sin combustibles fósiles y profundiza la injusticia climática”.

Otra afectación grave de la propuesta de Trump es el impacto directo a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), que verían reducciones del 65% y más de 1,300 millones de dólares, respectivamente. Esto podría repercutir en la financiación y continuidad de investigaciones científicas conjuntas, en el monitoreo regional del clima y en el acceso a datos clave para la formulación de políticas públicas en México.

“Hay numerosos proyectos de investigación entre instituciones mexicanas y estadounidenses que dependen de ese financiamiento. Si se corta, se pierden datos, capacidades y continuidad en el trabajo conjunto”, advierte Carolina Ureta, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM.

De acuerdo con Ureta, gran parte de los datos utilizados para elaborar políticas públicas provienen de instituciones estadounidenses. La desaceleración en la generación de estudios de referencia afectaría sectores como la biodiversidad, la restauración de ecosistemas y la agricultura sustentable, que requieren información a largo plazo para entender cómo los sistemas naturales responden al aumento de temperatura, la modificación de patrones de lluvia o la intensificación de eventos extremos.

También está en riesgo la conservación de la biodiversidad transfronteriza. Programas conjuntos que protegen especies como la mariposa monarca o mamíferos que cruzan la frontera norte podrían verse interrumpidos.

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“Obviamente, las especies no respetan límites políticos ni fronteras. Hay muchos convenios de conservación que unen a ambos países, por lo que la falta de continuidad o recursos en Estados Unidos impacta directamente en los esfuerzos de conservación en territorio mexicano”, señala la investigadora de la UNAM.

Las consecuencias más severas recaen sobre las poblaciones vulnerables. En México, los efectos del cambio climático ya se manifiestan en olas de calor, sequías prolongadas, pérdida de cultivos y deterioro ambiental. Sin cooperación internacional ni una base científica sólida, enfrentar estos desafíos se vuelve más difícil y la desigualdad se profundiza.

Para las especialistas, invertir en ciencia, innovación, tecnología y políticas públicas urbanas y rurales es indispensable para mitigar los impactos de esta crisis. Aunque aún no se sabe con certeza qué proyectos serán cancelados, el retiro de fondos podría dejar desprotegidas a muchas comunidades que ya enfrentan fenómenos importantes.

¿Qué debe hacer México?

México no puede detener su agenda climática. Por el contrario, debe fortalecer su propia capacidad de investigación científica y conservación ambiental para no depender exclusivamente de fondos internacionales. Es clave asumir un papel más activo y garantizar recursos estables para estas iniciativas, reconociendo su importancia estratégica y ambiental.

Además de reforzar el financiamiento interno, el país debería asumir un liderazgo regional en temas de cambio climático y biodiversidad.

“México tiene que seguir concentrado en alcanzar las metas climáticas sin depender de recursos del exterior. Para lograrlo, puede apoyarse en la cooperación internacional de países que hacen mucho por combatir el cambio climático, como los de la Unión Europea, toda América Latina, y Brasil, que ha demostrado su liderazgo en el tema; mirar hacia otros lados para seguir avanzando”, recomienda Margarita Campuzano, del CEMDA.

Además, es urgente que México impulse políticas públicas que reconozcan el valor de la ciencia y el conocimiento como base para la toma de decisiones. Hay confianza en que el nuevo gobierno mantendrá el rumbo.

“La presidenta es una persona cuya línea de investigación está muy apegada a lo ambiental, lo que ofrece una oportunidad para que México reafirme su liderazgo climático y avance con decisión, incluso ante el retroceso de potencias como Estados Unidos”, comenta la investigadora de la UNAM.

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Acuerdo de París Cambio climático

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