Del 20 al 23 de septiembre, la ONU fue sede de la Cumbre del Futuro 2024, donde líderes mundiales adoptaron el ambicioso Pacto del Futuro 2024. Este pacto busca abordar desafíos clave como limitar el calentamiento global a 1.5°C y lograr emisiones netas cero para 2050. Además, aborda la paz y seguridad mundial, derechos humanos, cooperación digital y gobernanza global, temas críticos para las futuras generaciones. La gran pregunta es si estos compromisos se convertirán en acciones concretas.
El Pacto del Futuro 2024, ¿un paso a la sostenibilidad o solo promesas vacías?
La sostenibilidad ha sido un tema en la agenda internacional por años, pero el pacto marca un sentido de urgencia. Los líderes mundiales insisten en que si no se reducen drásticamente las emisiones, los impactos climáticos serán devastadores. El pacto también promueve una transición hacia las energías renovables y el abandono de los combustibles fósiles. Sin embargo, muchos países aún dependen de ellos para su crecimiento económico, lo que plantea un dilema: ¿cómo lograr una transición justa sin afectar el desarrollo de estos países?
La sostenibilidad no es solo un asunto técnico o ambiental, sino también de justicia climática. Los países más afectados por el cambio climático son los que menos han contribuido a este fenómeno. En respuesta, el pacto propone reformar la arquitectura financiera internacional para movilizar recursos hacia los países en desarrollo, permitiéndoles invertir en tecnologías limpias. Sin embargo, existen dudas sobre la viabilidad de estos compromisos, dado el incumplimiento de promesas pasadas como los 100 mil millones de dólares anuales prometidos en 2009 para apoyar a estos países, que aún no se han materializado completamente.
Uno de los aspectos más innovadores del Pacto del Futuro es la propuesta de medir el progreso humano más allá del Producto Interno Bruto (PIB). Este enfoque busca evaluar el bienestar y la sostenibilidad, en lugar de centrarse exclusivamente en el crecimiento económico. Sin embargo, cambiar la forma en que medimos el progreso requerirá una reestructuración significativa, tanto en términos políticos como sociales.
Otro pilar clave es el acceso universal a internet, vinculado directamente con la sostenibilidad. La idea es que el acceso a la tecnología digital puede ser una herramienta poderosa para enfrentar los desafíos del futuro. Sin embargo, en muchas regiones del mundo, las infraestructuras básicas como electricidad o agua potable aún son insuficientes. Asegurar el acceso digital universal requerirá una inversión considerable que muchos países vulnerables no pueden financiar por sí solos.
El Pacto del Futuro pone la sostenibilidad en el centro del debate global, pero su éxito dependerá de si los países realmente cumplen con los compromisos asumidos. No se trata solo de adoptar tecnologías limpias o implementar políticas climáticas; se trata de construir un sistema global más equitativo y justo, capaz de apoyar a las naciones que más lo necesitan. Si los países desarrollados no cumplen sus promesas, la sostenibilidad seguirá siendo un objetivo lejano e inalcanzable.
La cooperación internacional es fundamental para alcanzar estos objetivos, pero en un mundo cada vez más dividido, la colaboración multilateral se ha vuelto más compleja. Las tensiones geopolíticas, las crisis económicas y la falta de voluntad política pueden ser barreras que frenen la implementación de muchas de las medidas propuestas en el pacto. Sin mecanismos efectivos para garantizar su cumplimiento, el pacto corre el riesgo de quedar en meras promesas sin sustancia.
En conclusión, el Pacto del Futuro 2024 tiene el potencial de ser un catalizador para un mundo más sostenible. No obstante, su éxito dependerá de la capacidad de los países para transformar estos compromisos en acciones reales.
____
Nota del editor: Jessika Slovik es Maestra en Derechos Humanos por la Universidad Iberoamericana. Es Fundadora y Directora de Tolerancia Activa. También fue parte del equipo fundador del Museo Memoria y Tolerancia, donde se desempeño por mas de 20 años. Síguela en Facebook, Instagram y TikTok como @toleranciactiva y en Linkedin y X como Jessika Slovik. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión