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Emisiones generadas en la cadena de valor, uno de los desafíos para las empresas

La mayor parte de la huella de carbono de una empresa se encuentra aguas arriba y/o aguas abajo de su operación: en sus proveedores, su logística, o en el uso y disposición final de sus productos.
jue 08 mayo 2025 05:58 AM
Emisiones generadas en la cadena de valor, uno de los desafíos para las empresas
La gestión de emisiones en la cadena de valor es un factor clave para la resiliencia operativa, la competitividad a largo plazo y una herramienta estratégica para construir vínculos de alto valor, considera Federico Manuel Gómez Guisoli.

Gestionar las emisiones de carbono es hoy un eje central vinculado a la gestión de riesgos financieros, regulatorios, comerciales y operativos. En este marco, las emisiones generadas en la cadena de valor —reconocidas como Alcance 3— representan uno de los principales desafíos para las compañías.

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La gestión tradicional de emisiones (Alcance 1 y 2), enfocada en las operaciones internas y el consumo energético, suele ser insuficiente frente a las nuevas exigencias regulatorias y de mercado. La mayor parte de la huella de carbono de una empresa se encuentra aguas arriba y/o aguas abajo de su operación: en sus proveedores, su logística, o en el uso y disposición final de sus productos. No gestionar estas emisiones puede implicar riesgos concretos como pérdida de competitividad, restricciones en el acceso a financiamiento, sanciones regulatorias y/o disrupciones operativas

La complejidad real del Alcance 3

El desafío técnico de esta gestión no es menor. En industrias como el retail, la manufactura, la tecnología, la agroindustria o la construcción, el impacto se diluye a lo largo de una red extensa de proveedores, cada uno con distintos niveles de madurez en sostenibilidad y con fuentes de información dispersas, en formatos variados y sistemas diversos. Este escenario vuelve compleja la recolección y consolidación de datos.

Algunos de los principales obstáculos que suelo encontrar para una gestión efectiva son:

Integración de los interlocutores internos: ¿Quién lidera la relación con los proveedores en materia de emisiones? Dependiendo de la organización podemos encontrar estas funciones asignadas a equipos como finanzas, compras, sostenibilidad u otras. La falta de una coordinación cross funcional puede ralentizar y fragmentar los esfuerzos de avance. Adicionalmente debemos contemplar que algunas empresas carecen del expertise para operacionalizar el cálculo del Alcance 3 e integrarlo en la toma de decisiones.

Falta de estandarización de datos: Cada proveedor o socio comercial reporta en formatos distintos, lo que eleva significativamente el costo de consolidar y analizar la información, especialmente en organizaciones que deben gestionar datos de más de 100 proveedores relevantes. Si encima contemplamos la estratificación existente en las cadenas de valor, deberíamos de contemplar a algunos proveedores clave de nuestros proveedores clave dentro del análisis. Aquellos proveedores que sean pequeños pueden no tener la capacidad ni el tiempo o recursos disponibles para generar estos indicadores.

Incertidumbre metodológica y supuestos: Aun con la guía del Protocolo GHG, los métodos de estimación varían ampliamente, por lo que seleccionar el método más apropiado por categoría y mantener la consistencia y auditabilidad es complejo. Si a esta dificultad la multiplicamos por 100 o 200 proveedores que queremos incluir dentro de la gestión, se le agrega una carga de gestión importante que no siempre está disponible.

Cómo abordar la gestión de emisiones en la cadena de valor

Aunque el desafío es significativo, existen estrategias concretas que permiten avanzar de forma eficiente

- Foco en emisiones e influencia: Diseñar matrices de materialidad para identificar la criticidad de los diferentes stakeholders a abordar según antigüedad del vínculo, el nivel de integración comercial que tengan, la representatividad sobre el volumen del negocio, la existencia o no de alternativas disponibles en el mercado, y cualquier otra variable relevante. Es preferible comenzar con un grupo pequeño representativo de las emisiones totales antes de escalar, que permita la recolección de aprendizajes sin la sobrecarga de tareas de gestión innecesarias en un primer estadío de proyecto.

- Tecnología para la captura de datos: Herramientas digitales, incluso potenciadas con inteligencia artificial, facilitan la recolección estandarizada y continua de información. En base al proceso de abordaje diseñado para cada caso, seleccionar alguna de las infinitas opciones disponibles de herramientas para cumplir esta función acorde a la realidad y presupuesto de cada organización.

- Variables ambientales opcionales en los procesos de licitación: Comenzar a incluir el pedido de información ambiental de manera transversal en los procesos licitatorios clave, que puedan ser de carácter opcional en primera instancia u obligatorios en aquellos casos donde la realidad del negocio lo permita sin alterar los SLA 's. Es claro que aquellos obligatorios suelen derivar en mayores resultados de corto-mediano plazo, mediante que los opcionales más de mediano-largo. Tomar esta decisión reduce drásticamente el tiempo dedicado al seguimiento y obtención de información necesaria por cada socio comercial.

- Capacitación y templates para proveedores: Proporciona plantillas de reporte simplificadas alineadas con el Protocolo GHG y ofrece sesiones de formación para proveedores estratégicos que promuevan la instalación de capacidades en la cadena progresivamente de bajo costo para la organización.

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El costo de no actuar

No gestionar las emisiones de la cadena de valor puede exponer a las empresas a varios riesgos:

- Regulación y Normativa: Las regulaciones nacionales e internacionales avanzan hacia una mayor transparencia en la medición y reporte de emisiones, incluyendo las de Alcance 3. No contar con esta información puede derivar en sanciones, restricciones comerciales o pérdida de competitividad en mercados clave. Por ejemplo, a partir de 2025, todas las empresas públicas en la Bolsa Mexicana de Valores (BVM) deberán reportar bajo los nuevos lineamientos de información no financiera (NIS). Lo mismo para la emisión de ciertos trámites o permisos por la SEMARNAT y para aquellas empresas exportadoras a la comunidad Europea.

- Ineficiencias operacionales o blind spots en algunos costos: Al no medir las emisiones muchas organizaciones pasan por alto oportunidades concretas de reducción de costos como por ejemplo en energía, logística y transporte o en procesos productivos clave.

- Exclusión de incentivos y financiamiento: Cada vez más instituciones financieras multinivel ofrecen financiamiento verde o incentivos fiscales por la divulgación de métricas ambientales clave como las emisiones de GEI.

- Pérdida de contratos o market share: Cada vez más clientes institucionales y corporativos exigen transparencia en emisiones. No poder demostrar avances concretos puede excluir a una empresa de licitaciones, contratos estratégicos, acuerdos de suministro a largo plazo y/o un diferencial negativo contra otros competidores.

- Falta de preparación ante Precios al Carbono: México ha implementado un impuesto al carbono y participa en iniciativas de mercado de carbono que podrían escalar en los próximos años a nuevos sectores e industrias aumentando los costos por no compliance.

La gestión de emisiones en la cadena de valor es un factor clave para la resiliencia operativa, la competitividad a largo plazo y una herramienta estratégica para construir vínculos de alto valor. Las empresas que adopten una visión integral sobre las emisiones de Alcance 3 estarán mejor posicionadas para mitigar riesgos regulatorios, financieros y operativos.

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Nota del editor: Federico Manuel Gómez Guisoli es CEO de Kolibri. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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