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Responsabilidad social, inversión que capitaliza el futuro empresarial

Si bien un deber primordial de los gobiernos es proteger y hacer efectivos los derechos humanos, las empresas tienen una responsabilidad ineludible en este ámbito.
lun 28 julio 2025 06:02 AM
Responsabilidad social, inversión intangible que capitaliza el futuro empresarial
La Responsabilidad Social Corporativa ya no es un apéndice filantrópico, sino una línea de acción esencial que asegura la continuidad de las organizaciones a largo plazo, Mayra Fritsche.

La conversación en torno a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) ha evolucionado significativamente en los últimos años, transitando hacia una visión más profunda e integral: la sostenibilidad social. Evidentemente, esta transformación no es una mera cuestión semántica, sino que representa un cambio fundamental en la comprensión de cómo las empresas interactúan con su entorno, focalizado en las personas.

Desde mi perspectiva, la Responsabilidad Social Corporativa ya no es un apéndice filantrópico, sino una línea de acción esencial que asegura la continuidad de las organizaciones a largo plazo. Es un activo intangible que, al ser implementado con rigor, se convierte en un valor tangible y capitalizable.

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El desafío y la oportunidad residen en identificar y gestionar proactivamente los impactos empresariales, tanto positivos como negativos, lo que es bueno para el negocio debe ser bueno para las personas y el planeta. Debemos considerar que la empresa directa o indirectamente influye en sus empleados, en quienes forman parte de su cadena de valor, en las comunidades donde opera, en su entorno ambiental y, sobre todo, en sus clientes y consumidores.

Por ello, el análisis con criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza, por sus siglas en inglés) es fundamental para tener claridad sobre los riesgos y, en consecuencia, diseñar acciones de Responsabilidad Social Corporativa y sostenibilidad que no solo cumplan, sino que superen las expectativas. La gestión ética de la empresa, basada en la integridad y la transparencia, ha demostrado ser consistentemente redituable.

He tenido la oportunidad de observar y aplicar estos principios en el desarrollo de empresas y organizaciones sin fines de lucro, y la mejora en su desempeño ha sido inequívoca.

Si bien un deber primordial de los gobiernos es proteger y hacer efectivos los derechos humanos, las empresas tienen una responsabilidad ineludible en este ámbito. Los primeros seis principios del Pacto Global de las Naciones Unidas se centran en esta dimensión social de la sostenibilidad corporativa, cuyo pilar fundamental son los derechos humanos, establecer procesos de debida diligencia para evitar vulnerar estos derechos y abordar cualquier impacto negativo debe ser parte de la estrategia comercial.

Pienso que la adhesión a estos principios, más allá del cumplimiento, es una manifestación de integridad y un reflejo de hacer lo que se hace bien. La visión integradora de la sostenibilidad social, que abarca desde los derechos de los trabajadores hasta la igualdad de género y la inclusión de grupos específicos como personas con discapacidad y la comunidad LGBTIQ+, no es solo una cuestión de ética, sino una estrategia inteligente para fortalecer la marca y su aceptación.

El impacto en las personas es directamente proporcional al valor de la marca y, por ende, a su éxito. Como complemento al respeto de los derechos humanos, las empresas pueden generar un valor adicional significativo. Esto implica crear empleos dignos, desarrollar bienes y servicios que satisfagan necesidades básicas, y construir cadenas de valor más inclusivas. Asimismo, las inversiones sociales estratégicas y la promoción de políticas públicas que impulsen la sostenibilidad social, así como la colaboración con otras partes interesadas para amplificar el impacto positivo, son acciones clave. La RSC, en su esencia, es una inversión intangible que, con el tiempo, genera el valor más importante: el de la palabra, el honor y la integridad.

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Mi llamado a la acción es claro y directo: invito a todas las empresas en México a analizar su operación desde la integridad y la transparencia. Con base en criterios ESG, identifiquen sus riesgos y promuevan acciones de Responsabilidad Social Empresarial y sostenibilidad que no sólo eviten impactos negativos, sino que construyan un legado positivo. Usen el pensamiento crítico para evaluar cada decisión, basándose siempre en información certera. El futuro de nuestras organizaciones y de nuestra sociedad depende de ello.

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Nota del editor: Mayra Fritsche es integrante del Consejo Directivo, Pacto Global de Naciones Unidas Red México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

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