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Desastres naturales general 162,000 mdd en pérdidas globales en primer semestre

La evidencia acumulada indica que los riesgos climáticos y naturales están convergiendo con riesgos económicos y sociales, configurando un escenario de alta complejidad para la toma de decisiones.
vie 22 agosto 2025 06:01 AM
Desastres naturales general 162,000 mdd en pérdidas globales en primer semestre de 2025
A medida que las aseguradoras ajustan sus modelos de riesgo y primas, las empresas podrían enfrentar mayores gastos para proteger sus activos o, en algunos casos, dificultades para acceder a coberturas adecuadas, apunta Antonio Vizcaya Abdo. (iStock)

De acuerdo con el más reciente análisis de AON, las pérdidas económicas globales ocasionadas por desastres naturales alcanzaron los 162,000 millones de dólares en lo que va del año. Este valor refleja la magnitud y frecuencia creciente de eventos extremos que han impactado diversas regiones del mundo.

Fenómenos como inundaciones, huracanes, incendios forestales y olas de calor han generado impactos considerables en infraestructura, cadenas de suministro y comunidades enteras.

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El informe destaca que la intensidad y la recurrencia de estos eventos no son anomalías aisladas, sino parte de una tendencia sostenida. Factores como el cambio climático, la urbanización acelerada y la presión sobre recursos naturales están aumentando la exposición y vulnerabilidad de las sociedades y economías.

La evidencia acumulada indica que los riesgos climáticos y naturales están convergiendo con riesgos económicos y sociales, configurando un escenario de alta complejidad para la toma de decisiones.

AON señala que las pérdidas aseguradas representan una fracción del total, lo que subraya la brecha existente entre los daños reales y la cobertura financiera disponible. Esta diferencia es especialmente marcada en regiones con menor acceso a seguros o infraestructura de mitigación, lo que amplifica las consecuencias de cada evento y prolonga el tiempo de recuperación.

Además, el reporte enfatiza que la distribución geográfica de los impactos está cambiando. Eventos que antes se concentraban en ciertas zonas ahora se presentan en áreas previamente menos expuestas, lo que exige una revisión de las proyecciones y mapas de riesgo utilizados por empresas, gobiernos y aseguradoras.

Implicaciones para las empresas

El aumento de los costos asociados a desastres naturales tiene implicaciones directas para el sector empresarial.

Las interrupciones en la operación, los daños a instalaciones y la pérdida de inventarios son consecuencias inmediatas, pero también existen efectos de mediano y largo plazo, como la afectación a la reputación, la reducción de la productividad y el incremento de costos de financiamiento.

Las empresas que dependen de cadenas de suministro globales enfrentan un riesgo particular, ya que la disrupción en una región puede tener efectos en cascada en diferentes mercados. Esto demanda un enfoque más integral para evaluar y gestionar los riesgos, incorporando no solo la exposición directa, sino también las vulnerabilidades indirectas a través de socios y proveedores.

La creciente volatilidad climática también está influyendo en la disponibilidad y el costo de seguros corporativos. A medida que las aseguradoras ajustan sus modelos de riesgo y primas, las empresas podrían enfrentar mayores gastos para proteger sus activos o, en algunos casos, dificultades para acceder a coberturas adecuadas.

Otro aspecto relevante es la presión regulatoria y de inversionistas para que las empresas identifiquen y divulguen sus riesgos climáticos. El avance de marcos como las recomendaciones del TCFD y las exigencias de reportes de sostenibilidad hace que la transparencia en la gestión de riesgos sea un factor cada vez más evaluado por el mercado y la sociedad.

Invertir en resiliencia

Frente a este panorama, invertir en resiliencia empresarial se convierte en una prioridad estratégica. Esto implica desarrollar planes de continuidad operativa, diversificar fuentes de suministro, invertir en infraestructura más resistente y adoptar tecnologías que mejoren la capacidad de respuesta y recuperación.

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La integración de análisis de riesgos climáticos en la planificación financiera y estratégica permite anticipar impactos y priorizar inversiones en las áreas más críticas. De igual manera, establecer alianzas con gobiernos, organizaciones internacionales y comunidades locales puede potenciar la capacidad de respuesta ante emergencias.

La resiliencia no solo se limita a la infraestructura física. Incluye la formación de equipos, la implementación de protocolos claros y la simulación de escenarios para fortalecer la capacidad de decisión en momentos de crisis. La preparación previa puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una interrupción prolongada.

Por último, la innovación y la adopción de soluciones basadas en la naturaleza también representan oportunidades para reducir riesgos y generar beneficios colaterales, como la protección de ecosistemas y la mejora de la calidad ambiental. Invertir en resiliencia no es un gasto aislado, sino una estrategia que protege activos, asegura la continuidad del negocio y contribuye a la estabilidad económica y social.

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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo es consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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Opinión Empresas Seguros Inversiones

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