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La electromovilidad debe ser un beneficio para las personas y para el planeta

La promesa de reducir emisiones con vehículos eléctricos se convierte en un espejismo si no se acelera la transición hacia un sistema energético descarbonizado y eficiente.
vie 03 octubre 2025 05:55 AM
El camino hacia la movilidad de cero emisiones no será en línea recta
La electromovilidad se convierte en catalizador: no solo demanda energía, también exige que la infraestructura eléctrica se modernice, que la legislación acompañe la transición y que la industria encuentre incentivos claros para invertir, considera Javier Guzmán. (iStock)

La conversación sobre la electromovilidad suele centrarse en autos eléctricos, cargadores y nuevas experiencias de movilidad. Sin embargo, pocas veces se reconoce la verdad incómoda: si la electricidad que alimenta esta revolución no es descarbonizada, el beneficio ambiental se diluye. Latinoamérica enfrenta este reto con particular urgencia pues varios países han avanzado en la adopción de tecnologías renovables, pero aún dependen en gran medida de hidrocarburos, primordialmente de carbón, para generar su electricidad.

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Aunado a esto, la infraestructura eléctrica es anticuada, ineficiente e inadecuada para la nueva demanda. Así, la promesa de reducir emisiones con vehículos eléctricos se convierte en un espejismo si no se acelera la transición hacia un sistema energético descarbonizado y eficiente.

Al mismo tiempo, este desafío es también una oportunidad histórica. Latinoamérica posee un potencial enorme en energías renovables: desde el Sol del desierto de Atacama hasta la fuerza eólica del Istmo de Tehuantepec. La pregunta no es si podemos producir electricidad descarbonizada, sino si seremos capaces de diseñar sistemas energéticos complejos que integren estas fuentes de manera estable, competitiva y accesible.

Aquí es donde la electromovilidad se convierte en catalizador: no solo demanda energía, también exige que la infraestructura eléctrica se modernice, que la legislación acompañe la transición y que la industria encuentre incentivos claros para invertir.

Resolver esta ecuación no es tarea de un solo sector. El camino requiere un enfoque interdisciplinario en el que ingenieros, economistas, diseñadores urbanos, sociólogos, expertos en políticas públicas y empresas colaboren como parte de un mismo sistema. Las universidades juegan un rol decisivo en este engranaje: formar talento capaz de pensar más allá de su disciplina, crear redes de investigación colaborativa y servir de puente entre el conocimiento académico, la industria y el gobierno.

Desde esta visión sistémica se pueden incubar soluciones integrales que atiendan no solo la tecnología de los vehículos, sino también la regulación del 2 mercado eléctrico, la planeación urbana y el impacto social y económico de la transición energética.

México y América Latina tienen una oportunidad única: construir su propio modelo de electromovilidad sostenible, uno que no copie mecánicamente esquemas europeos o asiáticos, sino que atienda nuestras realidades de contraste y promueva un desarrollo económico para el país. La electromovilidad no debe pensarse como un fin en sí mismo, sino como parte de una estrategia de descarbonización más amplia, donde los beneficios se midan tanto en reducción de emisiones como en calidad de vida, competitividad regional y resiliencia frente al cambio climático.

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La invitación es clara: debemos seguir investigando y colaborando interdisciplinariamente para que la electromovilidad sea realmente un beneficio para las personas y para el planeta. Apostar por el desarrollo de tecnología de frontera acompañada de legislación oportuna que respete las fuerzas de mercado; crear redes de colaboración entre universidades, gobiernos y empresas; y aprovechar la inteligencia colectiva para navegar la transición energética. Si entendemos la electromovilidad como un proyecto compartido, podremos hacer de esta transformación no solo un cambio de motores, sino un cambio de rumbo para toda la región.

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Nota del editor: Javier Guzmán es vicepresidente de Investigación del Grupo Educativo Tecnológico de Monterrey. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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Opinión ESG Industria energética

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