El éxito de la transición hacia una economía baja en carbono depende tanto de la innovación tecnológica y la regulación como de la capacidad de conectar con las personas. El proyecto Societal Shift de GlobeScan demuestra que la transformación ambiental requiere sensibilidad social, escucha activa y una comunicación capaz de reflejar las prioridades y realidades de cada comunidad.
El poder de la emoción en la construcción de narrativa para la acción climática
Las emociones juegan un papel decisivo en esa tarea. No se trata de persuadir mediante cifras, sino de movilizar a través de la empatía. Las decisiones racionales fijan los objetivos, pero las emociones son el motor que impulsa a alcanzarlos.
Por eso, el diálogo climático más efectivo no se limita a transmitir información: busca generar conexión, propósito y sentido compartido.
Emociones que moldean la acción climática
La investigación de GlobeScan revela que las reacciones emocionales ante los temas ambientales varían notablemente entre regiones. En algunos países predominan la esperanza y el optimismo; en otros, la preocupación y la sensación de impotencia. En contextos donde existe confianza en el futuro, las personas se sienten con capacidad de actuar. En cambio, donde prevalecen el miedo o la fatiga, la disposición al cambio disminuye.
Comprender estas diferencias permite diseñar mensajes más eficaces.
Las sociedades que expresan optimismo responden mejor a narrativas que muestran progreso y colaboración. Las que enfrentan ansiedad o frustración necesitan mensajes que ofrezcan claridad y ejemplos de avance real.
En ambos casos, el punto de partida es el mismo: escuchar antes de comunicar, entender antes de persuadir.
De la información a la conexión emocional
Durante años, gran parte de la comunicación sobre sostenibilidad ha estado centrada en advertencias y datos técnicos. Sin embargo, las cifras no movilizan por sí solas. Las personas reaccionan ante historias que despiertan emociones y se vinculan con su vida cotidiana.
GlobeScan confirma que los mensajes más efectivos son aquellos que reflejan la identidad, los valores y las aspiraciones de la audiencia.
Comunicar sostenibilidad implica involucrar a las personas de forma activa. Escuchar con atención permite reconocer qué las preocupa, qué las motiva y cómo viven los efectos del cambio climático. Cuando las organizaciones entienden esas emociones, pueden construir mensajes auténticos que generen confianza y promuevan acción.
Esa escucha también requiere coherencia. Los mensajes vacíos o desconectados de la realidad terminan debilitando la credibilidad. Mostrar resultados, avances y compromisos concretos refuerza la confianza y demuestra que el cambio está ocurriendo.
La comunicación efectiva se construye con hechos, no con promesas.
Una nueva narrativa para la sostenibilidad
GlobeScan identifica que la emoción puede convertirse en una herramienta poderosa para acelerar la acción climática. La esperanza impulsa la colaboración, la empatía fortalece los vínculos y la indignación bien dirigida genera presión social para actuar. Aprovechar esas emociones de forma constructiva ayuda a convertir la preocupación en impulso colectivo.
En regiones donde predomina la confianza, la comunicación puede consolidar ese sentido de posibilidad mostrando ejemplos de liderazgo comunitario o innovación local. En lugares donde la desconfianza o el temor son más comunes, es fundamental ofrecer seguridad, transparencia y mensajes que muestren soluciones alcanzables. Adaptar la narrativa al contexto permite que las personas se vean reflejadas en ella.
La emoción da sentido a los datos y transforma la información en motivación. Integrar esa dimensión humana en las estrategias de comunicación fortalece la conexión entre las instituciones y la sociedad, y permite construir un compromiso más profundo con la sostenibilidad.
Construir confianza a través de la coherencia
El estudio de GlobeScan también subraya la importancia de la credibilidad. Comunicar sin actuar genera desconfianza, y actuar sin comunicar reduce el impacto del esfuerzo. La clave está en mantener una coherencia visible entre lo que se dice y lo que se hace. La transparencia y la consistencia fortalecen la confianza pública y sostienen la legitimidad de los procesos de cambio.
Las historias que apelan a las emociones colectivas, muestran resultados tangibles y reflejan diversidad cultural ayudan a crear una narrativa común para el futuro. La emoción no se contrapone a la razón: la complementa. Es la fuerza que traduce la conciencia ambiental en acción concreta y sostenida.
Avanzar hacia un futuro más equilibrado exige algo más que conocimiento técnico o voluntad política. Requiere historias que inspiren, mensajes que movilicen y acciones que confirmen que el cambio ya está en marcha. La emoción, entendida como energía social, puede ser el punto de encuentro entre la conciencia y la acción.
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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo es consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Síguelo en LinkedIn Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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