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La realidad detrás de la narrativa del retroceso en sostenibilidad

La sostenibilidad empresarial parece estar entrando en una etapa distinta. Menos centrada en grandes anuncios y más enfocada en la integración profunda en las operaciones.
jue 02 octubre 2025 06:01 AM
La realidad detrás de la narrativa del retroceso en sostenibilidad
El reto para las compañías será encontrar un equilibrio entre prudencia y visibilidad. Necesitan avanzar en un entorno político cada vez más volátil, pero también deben enviar señales claras que permitan a inversionistas, consumidores y reguladores reconocer la creación de valor, considera Antonio Vizcaya Abdo. (iStock)

En los últimos meses ha ganado terreno la idea de que la sostenibilidad corporativa atraviesa una crisis profunda. Numerosos titulares afirman que el movimiento ha perdido fuerza, que las alianzas internacionales se han disuelto y que las empresas están retirando compromisos climáticos.

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Esta visión ha sido amplificada por algunos casos de gran visibilidad mediática. La retirada de ciertas compañías de alto perfil se ha interpretado como un síntoma generalizado, aunque representa solo una parte del panorama.

Un estudio publicado recientemente en Harvard Business Review ofrece una perspectiva distinta. A partir del análisis de 75 grandes corporaciones en diferentes sectores y geografías, la investigación demuestra que la narrativa del colapso resulta imprecisa y exagerada.

De acuerdo con los hallazgos, 13% de las empresas redujo programas, abandonó coaliciones o eliminó metas previamente anunciadas. Este grupo minoritario concentra la atención, pero no refleja el comportamiento predominante.

La mayoría de las organizaciones ha seguido otra ruta. El 40% mantiene sus programas activos, aunque sin comunicarlos con la misma intensidad que antes. Esta estrategia ha sido identificada como greenhushing: avanzar en silencio para evitar el escrutinio político o social.

El silencio estratégico protege frente a la controversia, pero tiene consecuencias. La ausencia de comunicación genera confusión en el mercado, debilita los puntos de referencia para otras compañías y envía señales ambiguas a los inversionistas.

Paralelamente, un 13% de las empresas decidió reafirmar sus compromisos de manera pública. Estas organizaciones muestran consistencia en sus mensajes y respaldo institucional de parte de sus consejos de administración y equipos ejecutivos.

Más relevante aún, 32% de las compañías no solo mantiene el rumbo, sino que lo intensifica. Este grupo ha establecido nuevas metas, incrementado inversiones y profundizado la integración de la sostenibilidad en sus procesos y cadenas de valor.

En conjunto, 85% de las compañías analizadas permanecen en una trayectoria de continuidad o avance. La supuesta retirada generalizada pierde fuerza cuando se contrastan los titulares con los datos concretos.

Los factores que explican la resiliencia

La influencia del contexto político es innegable. En varios mercados se han endurecido las investigaciones, cambiado las reglas regulatorias y elevado la tensión ideológica, lo que ha generado cautela en muchas organizaciones.

Ese entorno ha contribuido a la fragmentación de coaliciones internacionales. La disolución de la Net-Zero Insurance Alliance y la suspensión de actividades de la Net-Zero Banking Alliance ilustran cómo la presión política puede debilitar esfuerzos colectivos que en su momento marcaron pautas globales.

Sin embargo, la presión externa no afecta a todas las empresas de la misma manera. La investigación identificó tres factores internos que determinan si una empresa resiste o retrocede frente a este escenario.

El primero es el grado de integración operativa. Cuando la sostenibilidad forma parte del diseño de productos, de la gestión de la cadena de suministro o de las decisiones de inversión, revertir compromisos sería equivalente a sacrificar eficiencia y valor económico.

En contraste, cuando la estrategia se enfocó más en la comunicación que en la transformación del negocio, la fragilidad aumenta. Estas empresas se muestran más proclives a ajustar compromisos, mantener un bajo perfil o recortar programas.

El segundo factor es el tipo de propiedad. Las empresas privadas exhibieron mayor fortaleza: 68% reafirmó o amplió compromisos, mientras que 16% los redujo. En las compañías que cotizan en bolsa, la dinámica fue más conservadora, con 44% en pausa y 20% en retroceso.

El tercer factor es la estabilidad en el liderazgo. Las compañías encabezadas por directores generales con más de una década en el cargo mostraron mayor capacidad para sostener estrategias a largo plazo. En contraste, 69% de las que tenían directivos recién nombrados ajustaron sus programas de manera reactiva.

Estos elementos muestran que la resiliencia frente a la presión política no depende únicamente del entorno. Se construye desde adentro, a través de la integración estratégica, la orientación hacia la creación de valor y la consistencia en el liderazgo.

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Un nuevo capítulo para la sostenibilidad corporativa

El avance del greenhushing plantea un dilema complejo. Por un lado, reduce el riesgo de convertirse en blanco de críticas. Por otro, limita la posibilidad de liderar, influir y construir confianza con los grupos de interés.

La falta de transparencia puede proteger en el corto plazo, pero erosiona credibilidad en el largo. Si las empresas no comunican resultados, resulta difícil distinguir entre quienes avanzan de manera real y quienes simplemente evitan comprometerse.

La sostenibilidad empresarial parece estar entrando en una etapa distinta. Menos centrada en grandes anuncios y más enfocada en la integración profunda en las operaciones. Esta transición es positiva en términos de madurez, pero conlleva el riesgo de perder el dinamismo colectivo que en años anteriores impulsó estándares comunes.

Los titulares seguirán destacando los casos de retroceso, pues atraen atención inmediata. Sin embargo, la evidencia sugiere que la tendencia dominante es de continuidad y adaptación, no de abandono.

El reto para las compañías será encontrar un equilibrio entre prudencia y visibilidad. Necesitan avanzar en un entorno político cada vez más volátil, pero también deben enviar señales claras que permitan a inversionistas, consumidores y reguladores reconocer la creación de valor.

La sostenibilidad seguirá siendo un pilar de la competitividad empresarial. La búsqueda de eficiencia en costos, la reducción de riesgos y la alineación con expectativas de los mercados financieros refuerzan su relevancia.

Lo que cambia no es la importancia del tema, sino la forma en que se gestiona y comunica. Más que un retroceso, estamos viendo un rediseño estratégico para adaptarse a circunstancias políticas y económicas más complejas.

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Nota del editor: Antonio Vizcaya Abdo es consultor en distintas organizaciones y profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México enfocado en Sostenibilidad Corporativa. Reconocido por LinkedIn como Top Voice en Sostenibilidad. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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