Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) reconoce que existen aún retos que debe solucionar la IA conversacional para la reducción del riesgo de desastres como la falta de datos de calidad y representativos, los sesgos en los algoritmos, las limitaciones éticas y de privacidad, la escasa transparencia en los modelos y la dificultad de generar confianza entre usuarios y autoridades. Superarlos requiere colaboración, datos abiertos y sistemas explicables y confiables.
“Una vez desarrollad el modelo de IA, es importante que los resultados sean humanamente comprensibles y aceptables. Esto puede resultar problemático de conseguir porque no existe una interfaz general hombre-máquina lista para usar que proporcione información sobre cómo y por qué el modelo de IA toma ciertas decisiones”, menciona el organismo.
Análisis climático avanzado y razonamiento geoespacial
Climate Engine y Google Cloud ofrecen a los especialistas la oportunidad de analizar históricamente cómo han cambiado los paisajes de todo el planeta debido a los cambios climáticos y a las actividades humanas e industriales que se han intensificado en las últimas décadas.
Es posible analizar y visualizar cuantitativamente años de datos en cuestión de segundos, lo que permite a los organismos gubernamentales obtener información valiosa sobre cómo están cambiando los paisajes, qué recursos físicos y naturales están en riesgo y dónde existen oportunidades para reducir las emisiones y aumentar la captura de carbono.
“Esto supone un cambio radical para los gestores de recursos naturales y los científicos de las instituciones públicas en todos los niveles de gobierno”, afirma Daniel McEvoy, climatólogo regional del Desert Research Institute & Western Regional Climate Center, Nevada System of Higher Education.
Sin embargo, los retos persisten. Los expertos de la OMM y de la Universidad de Oxford destacan que la precisión de los modelos depende de la calidad y representatividad de los datos; además, mencionan que todavía existen brechas tecnológicas entre regiones y una falta de transparencia en los algoritmos que sustentan la toma de decisiones.
“Avanzar hacia una IA climática ética, inclusiva y verificable será clave para fortalecer la resiliencia global ante el cambio climático”, señala un informe del PNUMA sobre inteligencia artificial y sostenibilidad.