Tras el periodo vacacional, parece que el segundo semestre de 2025 sigue presentando un entorno impredecible y desafiante para los consejos directivos. Las presiones regulatorias, arancelarias, los riesgos climáticos y la necesidad de proteger la reputación corporativa están reconfigurando a marchas forzadas la gestión de la gobernanza en las organizaciones. En este contexto, más allá de los cambios puntuales en la estrategia organizacional, los consejos deben preguntarse cómo pueden evolucionar para responder a estos nuevos riesgos y qué competencias necesitan para aprovechar las oportunidades que brindan estos escenarios.
Gobernanza para un mundo complejo: nuevas capacidades para consejos directivos

El Informe de Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) identificó los riesgos globales más acuciantes, entre los que se encuentran los conflictos geopolíticos, la polarización social y los impactos del cambio climático. Sin duda, éstos son factores que alteran el panorama económico y requieren que los consejos directivos adopten una visión más integral, capaz de gestionar no solo los aspectos financieros, sino también las implicaciones sociales y ambientales de sus decisiones. La capacidad de anticipar, adaptarse y mitigar estos riesgos es esencial para el desarrollo sostenible y resiliente a largo plazo.
En el caso de México, los desafíos son aún más evidentes. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el país enfrenta un panorama económico incierto, con perspectivas de muy bajo crecimiento para 2025 debido a la incertidumbre comercial con los Estados Unidos. Se calcula que un arancel del 30%, como el que se tenía previsto implementar el 1 de agosto, podría impactar a 41 sectores productivos de la economía mexicana. Esta situación, sumada a la incertidumbre global, obliga a las empresas mexicanas a adaptarse rápidamente a las nuevas dinámicas comerciales, especialmente en el sector exportador.
Además de los retos económicos, México es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Según el informe del WEF, la temperatura media global podría superar los 2 °C para 2050. En nuestro país, este aumento provocará fenómenos climáticos extremos, como sequías más prolongadas e inundaciones en algunas regiones, lo que afectará sectores clave como la agricultura, la seguridad hídrica y la biodiversidad. Ante este escenario, los consejos de las empresas deben desarrollar estrategias que no solo mitiguen los impactos negativos, sino que también les permitan adaptarse y aprovechar las oportunidades de la sostenibilidad.
Para gestionar estos riesgos de forma eficiente, las organizaciones deben fortalecer las competencias y capacidades del gobierno corporativo en tres ámbitos prioritarios:
1. Tener una visión estratégica integral que les permita integrar los factores sociales, económicos y ambientales en su toma de decisiones, anticipándose a los riesgos y aprovechando las oportunidades que la sostenibilidad ofrece.
2. Implementar una gestión de riesgos y control que incluya la creación de sistemas de monitoreo y evaluación para asegurar que las políticas sostenibles se implementen de manera efectiva.
3. Reforzar la comunicación de sus resultados y su compromiso con los grupos de interés, incluidos accionistas, empleados, clientes y la sociedad, una competencia crítica para mantener la confianza y la transparencia en todas las acciones y estrategias de la organización.
El desarrollo de estas competencias no puede lograrse sin educación y formación ejecutiva continua. Los programas especializados en formación de consejeros, gobernanza climática y sostenibilidad son fundamentales para equipar a los líderes empresariales con las herramientas, habilidades y conocimientos necesarios para afrontar los desafíos actuales y de escenarios futuros.
Los consejos directivos no tienen el mandato único de maximizar los beneficios financieros, sino que tienen la responsabilidad de integrar la gobernanza y sostenibilidad en el corazón de la estrategia empresarial. Aquellas organizaciones que logren adaptarse a estos desafíos serán más resilientes y estarán mejor posicionadas para prosperar en el futuro. Al mismo tiempo, podrán influir positivamente en sus industrias y en la sociedad en general.
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Nota del editor: Pablo Necoechea es director regional de EGADE Business School en la Ciudad de México y Querétaro. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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