El problema que se perpetúa con una Dirección de Sostenibilidad
Tener un área exclusivamente dedicada a la sostenibilidad envía un mensaje organizacional que en un principio puede ser positivo: “en esta empresa nos preocupa y nos ocupa la sostenibilidad”.
Pero este modelo es frágil, porque cuando llegan problemas de incertidumbre económica o sociopolítica, puede ser un área que desaparece tan fácilmente como apareció, porque se sigue viendo a la sostenibilidad como responsabilidad de "una persona nada más". Es algo extra, aislado, que requiere presupuesto separado y no está integrado en la visión ni estrategia del negocio.
Cuando existe un/a Director/a de Sostenibilidad, colectivamente la organización asume que esa persona "se encarga" de los temas ambientales, sociales y de gobernanza. Las áreas operativas siguen funcionando con su lógica habitual, finanzas evalúa proyectos sin criterios ESG integrados, y recursos humanos diseña políticas sin considerar impacto social sistémico.
La sostenibilidad se convierte en un departamento que hace reportes e intenta coordinar diferentes equipos con una carga de trabajo excesiva y muchas veces, sin mucho éxito porque no “reporta” directamente al CEO.
¿Por qué existió el CSO (y por qué es necesario)?
Esto no significa que los CSOs no son o han sido importantes. Todo lo contrario: fueron (y en lo personal creo que siguen siendo) absolutamente necesarios como rol transitorio.
Nacieron para ser los agentes de cambio internos. Para cuestionar procesos establecidos, conectar puntos que nadie más estaba conectando, y traducir urgencia climática y social en lenguaje de negocio. Son los arquitectos iniciales de transformación en organizaciones que no sabían por dónde empezar.
El problema es que este esfuerzo, irónicamente, no es sostenible a largo plazo.
Mientras la sostenibilidad dependa de una persona o área específica, nunca será realmente ni sistémica ni a nivel organizacional.
Los CSOs exitosos trabajaron y están trabajando para volverse innecesarios.
La evolución natural del talento de impacto
La buena noticia es que los profesionales de sostenibilidad tienen un repertorio de habilidades extraordinariamente valioso y transferible que por la naturaleza compleja de su trabajo, han desarrollado y que muy pocas otras áreas dominan:
- Pensamiento sistémico.
- Navegación y comunicación con stakeholders diversos.
- Traducción entre lenguajes técnicos y estratégicos.
- Análisis de datos y gestión de riesgos no financieros.
- Diseño de estrategias de largo plazo.
Estas habilidades encuentran espacio natural en múltiples áreas organizacionales:
- Quienes tienen inclinación hacia impacto social pueden fortalecer áreas de relacionamiento comunitario o propósito organizacional.
- Los orientados a datos y análisis pueden integrarse a finanzas, riesgos o estrategia.
- Los enfocados en comunicación pueden liderar reputación y marca.
- Los que dominan innovación pueden impulsar nuevos modelos de negocio.
La desaparición del rol no significa la desaparición del talento. Significa su distribución estratégica donde puede generar más impacto sistémico.
El futuro de la sostenibilidad va más allá de un rol
La verdadera integración de la sostenibilidad sucede cuando deja de tener un solo responsable y se convierte en responsabilidad compartida de todos los líderes.
Esto depende críticamente de que los directivos de cada área entiendan cómo sus decisiones generan impactos ambientales, sociales y de gobernanza que están 100% vinculados tanto a riesgos como a oportunidades de sus negocios.
En algunas empresas, la sostenibilidad encontrará liderazgo más fuerte desde operaciones y mantenimiento, donde los impactos ambientales son más evidentes. En otras se alineará naturalmente con recursos humanos y cultura organizacional. Algunas la integrarán desde innovación y diseño de modelos de negocio.
No hay una sola puerta de entrada correcta. Lo importante es que cada líder asuma su parte de la responsabilidad en lugar de delegarla a un área especializada.