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Natura avanza hacia un modelo de negocio regenerativo y carbono neutral

La compañía brasileña busca cuadruplicar su impacto positivo en comunidades amazónicas y alcanzar cero emisiones netas en 2050.
jue 25 septiembre 2025 05:55 AM
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Natura asegura que por cada dólar que factura, devuelve 2.5 a la sociedad, su meta es alcanzar una proporción de uno a cuatro en 2030. (Foto: Natura/Facebook)

En un mercado global donde la presión por adoptar prácticas responsables es cada vez mayor, Natura se ha posicionado como un referente en el sector cosmético al apostar por un modelo que trasciende la sustentabilidad tradicional.

La empresa brasileña no solo busca mitigar sus impactos negativos, sino regenerar los ecosistemas de los que depende, mejorar la calidad de vida de las comunidades con las que colabora y demostrar que la prosperidad empresarial puede construirse en equilibrio con la naturaleza y las personas, asegura Sabina Zaffora, gerente de Sustentabilidad para Latinoamérica de Natura.

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Los números respaldan esa visión. Hoy, la compañía colabora con 42 comunidades amazónicas, impactando directamente a 12,000 familias (alrededor de 42,000 personas) y ha logrado conservar 2.2 millones de hectáreas de selva. El compromiso hacia el futuro es aún más ambicioso: cuadruplicar la compra de bioingredientes para 2030 respecto a 2020 y elevar a 3 millones las hectáreas bajo conservación.

Estos ingredientes, como el murumuru o la castaña, forman parte de fórmulas que se comercializan globalmente y cuya extracción sostenible representa no solo ingresos justos para las comunidades, sino también un incentivo real para la preservación de los bosques.

La empresa ha desarrollado un sistema de reparto de beneficios que reconoce y remunera el conocimiento tradicional de las comunidades, integrándolo con la investigación científica para generar soluciones de alto valor agregado.

“A la Amazonia la llamamos nuestro hub de innovación, es el que nos inspira, el que nos trae, no solamente a la cosmética, a la medicina”, sostiene Zaffora.

Este enfoque está dentro de su Visión 2050: Regeneración y Prosperidad, una hoja de ruta que busca transformar a Natura en un negocio 100% regenerativo, para lograrlo, tiene como primera meta a 2030 convertirse en una empresa net zero en emisiones directas (alcances 1 y 2) y reducir 43% las emisiones indirectas (alcance 3) respecto a 2020, sin recurrir a compensaciones.

El camino hacia esa meta se mide a través del IPNL, un modelo propio que evalúa los impactos de la empresa en cuatro capitales: natural, humano, social y productivo. Actualmente, Natura asegura que por cada dólar que factura, devuelve 2.5 a la sociedad, con la meta de alcanzar una proporción de uno a cuatro en 2030.

“Hoy ya somos una empresa de impacto positivo, pero para ser una empresa regenerativa tienen que dar los cuatro capitales de manera independiente, no en suma”, detalla Zaffora.

En el capital natural, el reto está en la descarbonización y la transición de una empresa carbono neutral —que compensa emisiones— a una empresa net zero, que elimina de raíz su huella en la atmósfera. Para lograrlo, Natura ha conformado equipos especializados en ecodiseño, fórmulas y logística, y trabaja en la reducción de materiales no cosméticos como empaques y catálogos. El objetivo es que la biodiversidad no solo se conserve, sino que se regenere activamente.

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El capital humano se concentra en las consultoras de belleza, más de 2 millones en América Latina, quienes son parte central de la estrategia de inclusión y progreso social. Natura mide su índice de desarrollo humano en temas como inclusión financiera, acceso a salud, violencia de género e inclusión digital.

“Hace ya más de 6 años medimos el índice de desarrollo humano de nuestras consultoras con una metodología que desarrollamos con un consultor de ONU”, explica Zaffora.

Con esta información, la compañía diseña programas de capacitación y herramientas digitales; una consultora digitalizada, por ejemplo, incrementa en promedio un 30% sus ingresos.

El capital social se refleja en el fortalecimiento de las comunidades amazónicas y urbanas con las que trabaja Natura. El modelo de reparto de beneficios reconoce y remunera el conocimiento tradicional, fomenta la creación de microfábricas en los territorios y amplía la renta local.

“Conservando un árbol y trabajando de esta manera tienen un 60% más de renta. Entonces eso es lo que se comprueba, que se puede, o sea, no somos una ONG, somos un negocio”, resume Zaffora. A nivel urbano, en México por ejemplo, Natura colabora con Ecolana para impulsar el reciclaje y desarrolla programas de inclusión financiera y salud para consultoras y sus familias, incluyendo telemedicina, asesoría psicológica y protocolos de atención en casos de violencia.

Por otro lado, el cuarto pilar, el de capital productivo, asegura que la prosperidad económica se vincule a la innovación regenerativa. La empresa integra objetivos de sustentabilidad en los indicadores de desempeño de todas sus áreas, desde logística hasta marketing, reforzando que “esta estrategia de sustentabilidad o de visión 2050 de regeneración no es una estrategia del área, es una estrategia de negocio”, afirma Zaffora.

Esta transversalidad se materializa también en la adopción de nuevas métricas financieras que vinculan los resultados económicos con los impactos sociales y ambientales.

El modelo de Natura ha ganado reconocimiento internacional. Fue la primera empresa de capital abierto en obtener la certificación B Corp, que garantiza altos estándares sociales, ambientales y de gobernanza, y ha sido incluida varias veces en el Índice de Sostenibilidad Dow Jones. Pero más allá de los reconocimientos, la empresa insiste en que la verdadera transformación está en redefinir qué significa prosperar.

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“La prosperidad es dando dividendos para nuestros inversionistas, para nosotros y también incluyendo a las personas y a la naturaleza”, afirma Zaffora.

Al colocar la regeneración como núcleo de su modelo de negocio, Natura demuestra que es posible crecer económicamente mientras se conserva la biodiversidad, se fortalece el tejido social y se reduce la huella ambiental.

“Es posible hacer negocios, que estos negocios crezcan, incluyendo a las personas con una restitución de renta digna, porque si hay alguien que conserva la Amazonia, el pulmón del mundo, son las personas”, asegura.

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