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El motor invisible que transforma empresas… y también personas

No se trata solo de ser verdes, sino de hacer lo correcto, con las personas, con las comunidades y con el planeta. Porque cuando una empresa hace lo correcto, todo encuentra su lugar.
mié 22 octubre 2025 06:03 AM
De la innovación a la acción. Cómo la tecnología impulsa la sostenibilidad global
La sustentabilidad ya no es un área dentro de la empresa: es el corazón que la mantiene viva y conecta todo lo que hace posible su existencia. Hoy es más que una tendencia: es la condición para seguir creciendo en un mundo con recursos finitos y expectativas infinitas, considera Roberto Riva Palacio. (iStock)

Hay motores que hacen avanzar a las empresas… y otros que las transforman. Hay fuerzas visibles que mueven a una empresa: las ventas, la innovación, el talento. Y hay otra, más silenciosa, que transforma todo lo que toca: la sustentabilidad. No se ve, pero impulsa. No se mide solo en cifras, sino en confianza, reputación y propósito. Es el motor invisible que hace que las compañías no solo crezcan, sino que trasciendan.

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La sustentabilidad dejó de ser un “departamento verde” para convertirse en la columna vertebral de toda estrategia empresarial. Hoy, hablar de sustentabilidad es hablar de finanzas más sólidas, de operaciones más eficientes, de equipos que encuentran propósito en su trabajo y de clientes que eligen con conciencia. Es también reconocer cadenas de valor responsables, una gobernanza que anticipa riesgos y una verdad ineludible: ningún negocio prospera sin un planeta sano.

El mercado actual ya no premia sólo a quien vende más, sino a quien actúa mejor. Consumidores, inversionistas, comunidades y gobiernos buscan empresas que combinen rentabilidad con responsabilidad. En este entorno, la sustentabilidad se convierte en el nuevo diferenciador competitivo: una marca con resultados verificables gana confianza, lealtad y relevancia.

Uno de los beneficios más poderosos -y menos discutidos- es que la sustentabilidad también genera valor económico. La eficiencia energética, la reducción de residuos, el uso de energías limpias o empaques reciclables no son costos, son inversiones inteligentes. Cada litro de agua ahorrado, cada kilowatt optimizado y cada kilómetro no recorrido reducen costos y fortalecen la resiliencia financiera. Operar responsablemente también es operar de forma más rentable.

La sustentabilidad transforma incluso la relación con los clientes. Hoy la gente no solo compra productos, elige los valores que representa una marca. Los consumidores prefieren opciones ecoeficientes, empaques sustentables y cadenas responsables. Y cuando encuentran coherencia entre lo que creen y lo que compran, no solo adquieren, se comprometen. Ese compromiso —basado en propósito y confianza— vale más que cualquier promoción o campaña.

Además, su efecto multiplicador es inmenso. Cuando una empresa la integra en su estrategia, permea a toda la organización: finanzas, operaciones, recursos humanos, mercadotecnia, innovación y relaciones con la comunidad. Cada área contribuye a ese mismo propósito: hacer lo correcto y hacerlo bien. Y al extender estos principios a su cadena de valor —exigiendo estándares éticos y ambientales, impulsando proveedores locales y fortaleciendo comunidades— crea un círculo virtuoso que genera desarrollo y competitividad sostenida.

Todo esto sería imposible sin quienes lo hacen realidad: los colaboradores. Los programas de voluntariado, las iniciativas de bienestar y las acciones para mejorar comunidades no son gestos simbólicos, son espacios donde las personas descubren sentido y orgullo. Ese sentido de propósito convierte a los colaboradores en embajadores naturales de la marca, impulsa la innovación y eleva la productividad.

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La sustentabilidad ya no es un área dentro de la empresa: es el corazón que la mantiene viva y conecta todo lo que hace posible su existencia. Hoy es más que una tendencia: es la condición para seguir creciendo en un mundo con recursos finitos y expectativas infinitas. No se trata solo de ser verdes, sino de hacer lo correcto, con las personas, con las comunidades y con el planeta. Porque cuando una empresa hace lo correcto, todo encuentra su lugar. Y es entonces cuando ese motor invisible —la sustentabilidad— no solo transforma empresas… también transforma personas.

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Nota del editor: ​​ Roberto Riva Palacio es Gerente Senior de Asuntos Públicos, Comunicación y Responsabilidad Social de The Home Depot México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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